Un joven policía de Entre Ríos en Gualeguaychú fue hospitalizado con lesiones varias que habrían sido causadas por un extraño “ente maligno” en plena Jefatura Departamental Gualeguaychú.
Alrededor de las 4 de la madrugada del jueves pasado, el policía encargado de revisar los calabozos de la Jefatura encontró que los detenidos transitorios allí alojados se encontraban sumamente nerviosos y asustados porque escuchaban ruidos en el piso superior.
“Venía ocurriendo hace un tiempo, ruidos constantes, golpes de puños que se escuchaban”, relataron los detenidos.
Frente a la queja generalizada que encontró, el joven policía tomó la decisión de subir la escalera hacia el piso superior, pero sin arma, porque por una denuncia judicial en trámite, debe trabajar por un tiempo desarmado.
De pronto, según relatan los detenidos, se comenzaron a escuchar gritos desgarradores y golpes, y el policía que pedía desesperado “auxilio, me están matando”.
De acuerdo con el testimonio del policía, los detenidos transitorios que estaban recluidos allí estaban asustados porque se escuchaban ruidos en el piso superior.
El agente aseguró que “desde hace un tiempo se escuchaban ruidos extraños, golpes y gritos de arriba de las celdas” cuando fue entrevistado por Radio Máxima. Cuando subió para ver qué ocurría, pasó lo siguiente: “Siento como que me agarran desde adentro de una celda y empiezo a forcejear como con una persona toda de negro, encapuchada. (…) Quedé todo rasguñado”, recordó Reinaldi.
“Entré en nerviosismo, pedí auxilio y socorro; me oriné. Esta persona me quería matar, no tenía otra intención, era un ente, no sé cómo llamarlo. La fuerza es impresionante, no me lo podía sacar de encima”, señaló el agente y continuó: “Me caigo al piso, me toma de las piernas y me vuelve a meter adentro, me quería agarrar. Los detenidos, desde abajo, vieron el forcejeo. Han visto la sombra en otra oportunidad y en ese momento, también”.
El policía dijo que no pudo ver las uñas de la persona, pero escuchó que le decía “te voy a matar, te voy a matar. Tenía la voz gruesa y ronca”.
Sobre el misterioso ataque, el efectivo insistió en que fue un “hechizo satánico”. “Así como existe Dios, existe el diablo y puede ser que alguien me odie”, alertó. “No volvería, bajo ninguna circunstancia, a trabajar en ese lugar”, declaró. Reinaldi sufre pesadillas desde lo ocurrido y se despierta “en un temblor”.
“Me mata, me mata” insistía el policía ante la sorpresa y el terror de los detenidos, que finalmente lo vieron caer por la escalera.
Según los testigos, el policía presentaba rasguños profundos en el cuello, el pecho, los brazos y una cruz en la espalda marcada con tres dedos como si fueran pezuñas.
Uno de los detenidos relató que vio “como una cosa negra” detrás del policía que caía atormentado y herido.
El policía fue internado en el hospital Centenario, y las autoridades optaron por convocar a un sacerdote y a médicos.
Más aún, después de lo ocurrido, algunos de los detenidos transitorios solicitaron ser trasladados a la Unidad Penal 9 de El Potrero. Cabe aclarar que en los calabozos de la Jefatura se aloja a los detenidos por hechos recientes que esperan el desarrollo de su causa, mientras que en la unidad penal se deriva a quienes ya cumplen condena.
El extraño hecho obligó a la intervención del fiscal Martín Clapier. Personas cercanas al episodio, sospechan de alguna maldición diabólica a la hora de buscar alguna explicación, publicó Radio Máxima.
Un posible brote psicótico
En una entrevista con Ahora Radio, el Jefe de la Policía Departamental, César Primo, confirmó que el agente recibió la atención de especialistas. “Los psicólogos están acompañando a nuestro colega. Se hablaba en un primer momento de un brote psicótico”. Sobre su estado de salud, anunció: Él está en su casa bajo la contención de su familia”.
En contraste con la historia de Mauro Reinaldi, Primo comentó: “Hay personas privadas de su libertad que no vieron nada, y los compañeros que fueron en su ayuda tampoco vieron nada, es todo raro y extraño”.
“En todos los lugares siempre hay historias, apariciones o ruidos; yo he estado en lugares que han visto y escuchado cosas, yo no he presenciado nada de esto, quizás es algo que va más allá de nosotros”.
Después del incidente, llamaron a un cura, agregó César Primo: “ayer (el jueves) a la tarde, un cura bendijo el lugar y estuvimos rezando, más que nada para brindarle tranquilidad a las personas que hoy en día se encuentran alojadas en la Jefatura. También ha venido gente del gabinete de la Justicia y estuvo dialogando con ellos”, finalizó.