Por la caída de las ventas y la retracción del consumo del mercado interno, la multinacional alimenticia Arcor adelantó las vacaciones de casi 400 operarios y paralizó la producción de la planta de la ciudad de Colonia Caroya por 15 días. De esta manera, la compañía profundizó las medidas con las que pretende combatir las nocivas consecuencias de la crisis económica en sus finanzas.
La decisión tomada por la empresa abrió, de esta manera, un frente de conflicto con sus trabajadores. Si bien está contemplada dentro de las normas legales, para el delegado Carlos Ferreyra se trata de una “estrategia”. Además, desde el Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación (Stia) indicaron que este tipo de medidas son cada vez más frecuentes en las plantas grandes. Así, tras la firma forzosa, los trabajadores se tomarán vacaciones la última quincena de octubre.
Cabe recordar que Arcor también aplicó medidas de suspensión en las plantas de Arroyito, Buenos Aires y Río Negro. A su vez, cerró una fábrica en Mendoza y mudó su producción a San Luis, donde los trabajadores también denunciaron un achicamiento. La complicada situación en la que se encuentra la firma –y por ende sus trabajadores– se evidenció en el balance negativo que la empresa presentó a fines del año pasado.
Según la multinacional, en 2018 se registró un rojo por unos 1.000 millones de pesos. El mal desempeño también marcó el primer trimestre de este año, con pérdidas por 874 millones. No obstante, durante el segundo trimestre, Arcor revirtió el desbalance y contabilizó ganancias por 665 millones.
La crisis económica que afecta las ventas del sector alimenticio también golpeó a la empresa láctea Sancor. Desde el año pasado, producto de la crisis económica, la compañía realiza un fuerte proceso de ajuste y reestructuración. En este marco, la compañía confirmó el cierre de una planta ubicada en la localidad bonaerense de Arenaza, en el distrito de Lincoln, y el despido de 20 personas. La producción será trasladada a nuestra provincia, pero no sus trabajadores. “Ya han llegado los telegramas, la empresa se niega a trasladar a los trabajadores a la nueva planta”, explicó Ignacio Iúdica, abogado del gremio Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra).