Los planes y programas de gobierno requieren decir qué, cómo, cuándo, cuánto y con qué recursos –financieros, técnicos, humanos, etc.- ordenados en el tiempo. En las empresas privadas lucrativas que persiguen un solo objetivo –la utilidad-, cada vez son a menor plazo salvo que sean tan grandes como para determinar las características de sus mercados. En las empresas de la Economía Social y Solidaria –no lucrativas- que buscan la eficiencia (como condición necesaria), la eficacia y su sostenibilidad, es un mucho más difícil. Pero en el Estado que tiene múltiples objetivos la situación es aún más complejo.
Por ello, quien diga respecto del Estado “tengo un plan” o miente o ha simplificado tanto el modelo de planificación que muchos de sus objetivos se han dejado de lado.
Es que un plan de desarrollo es necesariamente integral –o sea debe incluir el “tener” normalmente económico, el “pertenecer” normalmente social y el “ser” normalmente emocional-.
Pero también debe ser gradual -paso a paso-, acumulativo –o sea sumando capitales monetarios, económicos, sociales, tecnológicos, de conocimiento, humanos, ambientales, etcétera- y es potencialmente conflictivo porque unos recibirán y acumularán más que otros.
En la política, en especial en países tan vulnerables al entorno global como el nuestro, suele decirse el “qué”, pero no “el cuánto” y el “cuándo”. Cuando así no ocurre, suele no cumplirse.
A fines de 2017 Marcos Peña, Federico Sturzenegger y Nicolás Dujovne en una polémica conferencia cambiaron a 15% la meta de inflación para 2018 (10%) presupuestada y aprobada por el Parlamento tres días antes para 2018 que obviamente tampoco cumplieron (fue el 34%) y Sergio Massa en 2022 marcó un 3% para abril/23 que obviamente tampoco pudo cumplir.
Es recordada la recomendación de Jaime Duran Barba a Federico Sturzenegger respecto a que “no expliques nada” admitida por él mismo.
En los últimos días Horacio Rodríguez Larreta dijo que su contrincante en la Paso del 13 de agosto de Juntos por el Cambio (Patricia Bullrich) apuesta a imponer el mismo modelo de Mauricio Macri, y opinó que ese modelo «ya fracasó» y que «los dos somos parte de Juntos por el Cambio y tenemos una visión común de hacia dónde debe ir la Argentina. Pero diferimos en el cómo, y el cómo hace toda la diferencia. El cómo es la diferencia entre lograrlo y no».
Por ello, los planes electorales o de gobierno solo expresan la orientación y en el mejor de los casos las prioridades de las más importantes líneas de acción, lo que contribuye a evitar que quienes se oponen puedan reaccionar eficazmente, pero las medidas concretas deberán pasar el tamiz político tradicional de evaluación del mérito, oportunidad y conveniencia.
En los planes presentados a la Justicia Electoral, la Libertad Avanza ha sido quien más explicitó sus propuestas que incluyen: 1) Fuerte recorte del gasto público del Estado y una reforma tributaria que empuje una baja de los impuestos. 2) Una reforma previsional para recortar el gasto del Estado en jubilaciones y pensiones. 3) Reducción del número de ministerios y eliminación progresiva de los planes sociales. 4) Reforma laboral destinada a disminuir las cargas patronales e imponer un «sistema de seguro de desempleo» que reemplace a las indemnizaciones por despidos sin causa. 5) Privatización de las empresas públicas deficitarias. 6) Eliminación de las retenciones a la exportación y los derechos de importación. 7) Eliminación de la coparticipación. 8) Una «competencia de monedas que permitan a los ciudadanos elegir el sistema monetario libremente o la dolarización de la economía. 9) Arancelar todas las prestaciones y auto gestionar el servicio de salud en trabajos compartidos con la salud privada. 10) Proteger al niño desde la concepción». 11) Sistema de vouchers cheque educativo, que implica eliminar la educación pública gratuita. 12) Eliminación de la obligatoriedad de la ESI en todos los niveles de enseñanza. 13) Reducción de la edad de imputabilidad de los menores. 14) Desregulación del mercado legal y uso legítimo de las armas.
Hoy está deambulando por los set de televisión “explicando lo que quisieron decir”, e inclusive recurriendo a la existencia de “convenios de confidencialidad” para no decir quién financiará con dólares su propuesta de “dolarizar” y “poner una bomba al BCRA (Banco Central)”, su propuesta más cuestionada.
Pero deberá seguir mucho tiempo explicándolas, mientras que su fuerza electoral pierde candidatos y votantes.
En JxC el plan presentado a la Justicia Electoral se destacan: 1) Plan de estabilización sin especificar cómo será, aunque puede incluir un plan al estilo del plan Bonex (1989) o el corralito (2001) con o sin reducción de los ahorros privados en el sistema bancario. 2) Equilibrio fiscal primario (planes sociales, etc.), en especial regímenes jubilatorios de privilegio (poder judicial y diplomáticos) y excepción (docentes entre otros). 3) Reducción de impuestos distorsivos como ingresos brutos, los impuestos al trabajo y las retenciones, sin mencionar cómo se reemplazarán o compensarán. 4) Rápida unificación del tipo de cambio, que implica una gran devaluación. 5) Plan de transporte, infraestructura y telecomunicaciones sin mencionar cómo se financiarán.
El plan no menciona cómo se resolverá la relación con el FMI y se basa en la “admisión de dos errores” que incluye “no haber dado a conocer la gravedad de la situación en 2015” y “la gradualidad de su anterior gestión por la falta de mayorías legislativas”, con lo cual de alguna forma ratifica su anterior plan, pero más rápido, como afirmara Mauricio Macri.
En Unión por la Patria el programa presentado a la Justicia Electoral plantea “la importancia de hacer foco en el crecimiento económico, la recuperación del mercado interno, el cuidado de los sectores en condiciones de mayor vulnerabilidad” y la generación de un excedente genuino de divisas a partir del fortalecimiento de nuestras capacidades productivas, innovadoras y exportadoras”. Y agrega: “Resulta imperioso recuperar una voz propia y soberana en nuestras decisiones internacionales para construir una política exterior al servicio de un modelo de desarrollo que contemple el bienestar de las mayorías”.
Aunque nada dice de cómo reducir la inflación -ni cuánto, ni cuándo- que bombardea los ingresos fijos de asalariados, jubilados y quienes son trabajadores informales y precarizados en lo que parece un aprendizaje de aquel pecado de inexperiencia de Sergio Massa el año pasado.
De todas maneras, lo que ya sabemos de las principales fuerzas, ya nos permite imaginar lo que nos ocurrirá personalmente o en nuestro entorno cercano en caso que asuman la conducción del Poder Ejecutivo Nacional, en diciembre próximo.