El mes de julio es el mes de la amistad. Y es por eso que a esta columna nos la dedico porque seguro que todos, todas somos amigos o amigas de alguien. No importa cuán solos o solas nos sintamos, si tenemos muchos, más o menos, o pocos, si ya no están porque murieron, se fueron o simplemente nos distanciamos. Hay un rol que jamás dejamos de asumir a lo largo de la vida y ese es el rol de amigo o amiga. Es un rol que nos trasciende aún en las ausencias, porque recordar las vivencias de la amistad nos confirma que podemos ser compañía para otros/as y sobre todo para nosotros.
Hay distintos tipos de amistad. Caracterizarlas requiere de cierta intimidad porque cada una se vincula con los demás en función de sus contextos, de sus gustos, deseos, preferencias y momentos. Me gusta creer que las personas a las que he llamado amigos, amigas a lo largo de mi vida, aún cuando ya no nos veamos o hablemos, hicieron de mí la mujer que soy. Le aportaron a mi ser algo propio que pude tomar y quedármelo para siempre. No me gusta encorsetar o medir la amistad, no hay mejores ni peores. Sólo personas que llegan en un momento determinado, algunas se quedan, otras se detienen y otras pasan, te abrazan y se van. Hay amigos de un café, amigas de un whatsapp, hay amigos grupales y también individuales. Hay amigas virtuales, las del taller de percusión, las de las vacaciones de verano, y porqué no la vecina de la vuelta, que de tanto cruzarla ya es amiga de un buen día, hola y adiós. Hay amigos que son familia, literal, familia. También hay amigos del dolor. Cristian es uno de ellos. Enviudó hace poco. 52 años junto a Catalina. Algunas tardes, mientras revuelve sin parar la cucharita plateada en la taza de una lágrima, me siento a escuchar cómo revive su tiempo con ella. El silencio es un gran aliado. Escuchar, asentir, callar. La amistad tiene su complejidad, es todo un arte.
Hacer amigos en la vejez redobla la apuesta. Ya no es tan fácil, porque los espacios de encuentro y socialización no abundan; porque los pares nos van dejando o porque a veces ya no queremos conocer a quienes sabemos que en algún momento vamos a perder. Sabemos que, palabras más palabras menos, ser y hacer amistades, hace bien. Por eso, quiero compartirles un punteo de consejos para ir preparando los festejos del día del amigo/a y que el 20 de julio sea la excusa perfecta para tomar el toro por las astas y activar los vínculos que tanta energía nos aportan.
Si sos de los que reenvía todo lo que te comparten por whatsapp, regalale a tu amigo 5 minutos extras y dedicale un texto o audio de voz especialmente para él o ella. Reenviar un saludo, o un meme que no ha sido pensado especialmente para “esa” persona, es algo frío ¿no te parece?
Si sos de las que espera ser llamada o tenida en cuenta, es momento de asumir un rol mucho más protagónico. Proponete ser la persona que activa y da el primer paso para saludar o gestar un momento de encuentro. Quienes organizan a veces se cansan de ser los pioneros, ¿por qué no tomar la posta?
Si sos de los que ya tienen todo planeado, fijate si esta vez no podés hacer alguna excepción y sumar a la reunión a una nueva persona que quizá esté necesitando hacer nuevas amistades.
Si sos de esas personas que prefiere estar sola antes de acompañada, que encuentra siempre una excusa para no salir (que el frío, que el calor, que el viento,etc.) o que creen que celebrar el día del amigo es sólo para jóvenes proponete, aunque sea por esta sola vez, salir, encontrarte con viejas amistades o hacer nuevas. ¿Podemos esperar que las cosas cambien si no hacemos algo para que ese cambio suceda?.
Si sabes de alguien que está solo o sola, que se siente solo o sola y que una sonrisa, un abrazo, un saludo o un gesto de amorosidad le cambiaría el día, pues entonces, ¿por qué no regalar un pequeño gesto?
De paso les recordamos la gran tarea que impulsa la obra Madre Teresa de la Fundación Manos Abiertas. Personas voluntarias que se dedican a acompañar a personas en situación de soledad no deseada. Por consultas o solicitud de acompañamiento contactarse a los siguientes teléfonos: 0351 4235140 o al whatsApp 351 – 6512728.
¡Manos a la obra envejecientes!
Porota.
Mi nieta Emma
Quiero expresarte lo que tu llegada ha significado para nosotros. Lo dejo por escrito y así al leerlo cuando seas mayor comprenderás el milagro que fue recibirte en nuestras vidas. Quizá decidas ser mamá y tengas la dicha de llegar a ser abuela. Te deseo de todo corazón que así sea y que lo disfrutes tanto como yo desde que vi tus ojos.
Ha sido un gozo verte crecer y hace poco, justo antes de cumplir el año, escuchamos tus primeras palabras. Para mi sorpresa y la de tus papás, dijiste: ¡Gracias!
Emma querida, encontraste muy pronto la llave maestra que abre puertas y corazones. Dices «gracias» con una sonrisa tan contagiosa y una voz tan dulce, que al oírte, con y sin razón, los demás decimos: gracias. Gracias por recordarnos lo que verdaderamente importa. Gracias por tu ternura y el entusiasmo con el que nos abres tus bracitos de par en par.
Gracias por llevarme a vivir un amor desconocido.
Gracias por elegirme y gracias a tus papás por ofrecerme este regalo a mis 65 años. Tu presencia recarga de energía mi existencia.
Las relaciones con las abuelas dejan huella. Por eso y más, voy a amarte sin condiciones, inventar momentos para reír juntas, guiarte por los senderos del amor y la confianza en ti misma, del valor de defender tus ideales, de la creación de vínculos profundos, del aprendizaje, de la solidaridad con los que te rodean, del cuidado de la naturaleza y de la maravilla de los viajes, que para mí son la inspiración más gozosa. Sueño con recorrer el mundo a tu lado siendo testigo de tu asombro.
Voy a estar presente en tu día a día mi querida niña, sin juicios ni «te lo dije». Tu personalidad única tiene ya todos mis respetos, y el tiempo que coincidamos, no te voy a soltar de la mano. Desde tu primer abrazo me has ayudado a ser mejor persona, a creer en la fuerza de un nuevo lazo indescriptible: nieta-abuela. Por eso, soy yo la que, con reverencias te da las gracias. Tus raíces son mexicanas, pero tus alas no tienen límites. Te deseo que tu existencia sea una travesía llena de amor y de aventuras y que sigas siempre tan agradecida con la vida.
Concha León Portilla, es una profesional mexicana experta en comunicación en temas de salud, envejecimiento activo y personas mayores. Creadora de la propuesta de enlace50.com y amiga de El Club de la Porota. ¡Gracias Concha por compartirnos estas palabras tan hermosas dedicadas a tu nieta Emma!