¿Qué es ser disidente, diferente, distinto?, ¿qué es ser “di” en una sociedad que aún refuerza los binomios?, ¿cuántos colores puede distinguir el ojo entre el blanco y el negro? Zulma, una maestra de pintura de una pequeña localidad del interior de Córdoba, me dijo que el ojo puede reconocer más de 60 matices de grises entre el negro y el blanco. Pues entonces, ¿por qué insistimos en encajar lo heterogéneo en dos cajitas?, ¿por qué buscamos confirmar nuestras creencias, nuestras formas de mirar la vida despreciando las creencias de los demás, minimizando la cosmovisión de aquellos que no se nos parecen?
Regresé a “Flowery espacio” para disfrutar de Trazos y Palabras, el taller que impulsan Andrea Porello y Natalia Brusa. Un nuevo encuentro con la poesía, el arte y la literatura. Esta vez nos sumergimos en el conventillo pero, no en los conventillos que recrea el paseo turístico de La Boca en Ciudad de Buenos Aires, esos de principio del Siglo XX. No. Aquellos fueron la analogía, la excusa para hablar de lo conventillera que es la vida, de lo diversa, diferente y a la vez tan humana y común. Los conventillos fueron y son ruidosos, quilomberos, cuchicheros, festivos. Espacios de encuentro y enfrentamientos. De hacinamiento y juego. De todo con todos. ¿Acaso no es la vida misma?, ¿acaso no es la calle diaria? El otro, la otra. Esos “vecinos” que creemos conocer. ¿Cuánto sabemos y cuánto suponemos de los demás?, ¿es posible evitar el juicio de los demás sobre nosotros mismos?
Trabajamos sobre nuestros juicios y prejuicios. Y fue así que vinieron al encuentro tres vecinas. Esas vecinas de las que nos gusta hablar y cuchichear. Esas vecinas conventilleras a las que amamos y tememos al mismo tiempo. De las que nos gusta opinar pero que no invitaríamos a pasar: la gorda, la traba, la loca. Para mi faltó la vieja. Se las presento.
La gorda: Marianella Saavedra – @marianela_poesiagorda
Escritora, poeta, madre, profesora, militante del activismo gorde. Nació en Entre Ríos en 1978. Vive en la Comarca Andina donde trabaja como profesora de educación especial, escribe, publica libros y participa en distintos eventos culturales y artísticos. “No es fácil para una mujer marrón y pobre asumirse como consumidora y hacedora de arte y quizás por eso siempre me he manejado en ámbitos no academicistas y autogestivos”, dice de ella, Marianella.
Desobediente, de «Poesía Gorda» (2021).
Este cuerpo
que no me obedece
que no se estira
sin estriarse
que no se cae
sin romperse
que no se rompe
sin perder partes
que se dispara
en direcciones divergentes
dibujando horizontes
a los que no termino
de llegar jamás,
este cuerpo
que no conforma
pero convida
que asume
que no se resiste
a la inercia del deseo
y que no desafía
a las leyes
del tiempo y la gravedad,
este cuerpo
insuficiente pero completo,
esta carne
que crece latiendo
que cree amando,
este cuerpo
que no obedece leyes
pero respeta deseos,
éste es mi cuerpo.
Mi cuerpo.
(No te apropies de mi espacio
con tus definiciones ni adulaciones,
antes que gustarte,
prefiero interpelarte).
La traba: Camila Sosa Villada – @camilaomara
Escritora, actriz, dramaturga, ¡cordobesa! Premio Sor Juana Inés de la Cruz por la novela “Las malas” (que recomiendo leer urgente, si es que aún no lo has hecho), traducida a diez idiomas. Grand Prix de L’héroïne Madame Figaro de Francia21
Premio Finestres de Narrativa22.
Texto extraído del libro “La Novia de Sandro” (2015) Editorial Tusquets.
Soy una negra de mierda, una ordinaria, una orillera, una cuchillera, el mundo me queda grande, el tiempo me queda grande, las sedas me quedan grandes, el respeto me queda enorme, soy negra como el carbón, como el barro, como el pantano, soy negra de alma, de corazón, de pensamiento, de
nacimiento y destino.
Soy una atorranta, una desclasada, una sin tierra, una sombra de lo que pude ser. Soy miserable, marginal, desubicada, nunca sé cómo sonreír, cómo pararme, cómo aparentar, soy un hueco sin fondo donde desaparece la esperanza y la poesía, soy un paso al borde del precipicio y el espíritu me pende de un hilo. Cuando llego a un lugar todos se retiran, y como buena negra que soy, me arrimo al fuego y relumbro, con un fulgor inusitado, como una trampa, como si el mismo mal se depositara en mis destellos.
La loca: Marta Minujín – @martaminujin
¿Hace falta que la presente? Solo diré que tiene 80 años. Su cuenta de Instagram cuenta con más de 250.000 seguidores cuyo promedio de edad va desde los 25 a los 35 años.
Frase 1 extraída del libro Happenings y Performance por Marta Minujín: “Yo siempre fui un ser de otro planeta y mucha gente me tomó, y me sigue tomando, por loca. Cuando era chica mi vida era trágica, todos creían que me iba a suicidar a los veinte años. Pero cuando me encontré con mi arte empecé a cambiar”.
Frase 2 extraída del libro Happenings y Performance por Marta Minujín: “Siento que lo mejor que hice en mi vida es haber invertido en mi propio arte. El tema de una vocación muy fuerte hacia lo creativo, no lo elegís, te toca. La creatividad es espontaneidad, es romper con los límites, transgredir, detenerse en la intuición y trabajar con ella. Sin embargo, para algunos esto es una exigencia y esta característica marca la diferencia: el oficio de ser creativo. Yo no puedo permanecer sin crear, sin intentar hacer arte, sufro si no es así”.
¿La vieja?: vos, yo, él, ella. Las gordas viejas, las locas viejas, ¿hay trabas viejas cuando vivir por fuera de la heteronorma te mata antes de los 40?, ¿qué es la disidencia, la diferencia, lo heterogéneo en la vida conventillera que llevamos?
Porota sos vos, soy yo, somos todas las personas envejecientes
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