El campo no descansa pese a la cruda sequía de este año. Con el trigo creciendo, los productores ya están pensando en la próxima campaña de soja y maíz, tras el fracaso del anterior ciclo. Esta vez, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que la oleaginosa detendrá su proceso de retracción en el área a sembrar y, por primera vez en nueve años, mostrará una expansión en el área sembrada.
Según la entidad rosarina, en el ciclo 2023/24, la superficie implantada con soja crecerá un 6,2% respecto a la campaña anterior, equivalente en un millón de hectáreas, hasta llegar a las 17 millones de hectáreas sembradas. Bajo un escenario de clima normal, Argentina podría producir unas 48 millones de toneladas del grano, frente a la desastrosa cosecha de 20 millones de este año (el ciclo anterior).
El trabajo de la BCR destacó que, de concretarse sus guarismos, se detendrían nueve años consecutivos de retracción en el área sembrada para pasar a una expansión. En este sentido, la entidad afirmó que “la superficie de soja pasó de 20,25 millones de hectáreas en el 2014/15 a 15,97 millones en el ciclo pasado. La oleaginosa fue perdiendo a lo largo de las últimas 10 campañas el 21% del área sembrada”.
“Más allá del área, a la soja le está pesando el estancamiento genético, se ha quedado atrás frente a la evolución del potencial productivo maicero. También le pesan los problemas de malezas resistentes y los costosos controles. Estas son razones de peso que aparecen año a año en las encuestas que se realizan y, por tal motivo, en cada año se fue notando el cambio en la matriz productiva nacional, en la que se ha sembrado menos soja y más maíz”, planteó el nuevo informe.
Sin embargo, a poco más de un mes de que comience la siembra maicera, lo que está sucediendo es que la soja gana terreno porque “debido a la feroz sequía del año pasado, hay una gran cantidad de hectáreas que no pudieron sembrarse y vuelven a estar disponibles. La falta de recursos financieros luego de la sequía histórica hace que termine sumándose superficie a la oleaginosa”, completó el informe.
Sin embargo, la expansión en el área de soja implicará un estancamiento en la superficie a sembrarse con maíz: según las estimaciones de la BCR, se espera una implantación de 8,5 millones de hectáreas del grano amarillo, sin cambios respecto al ciclo 2022/23. De esta manera, y clima mediante, la producción podría avanzar hacia las 56 millones de toneladas, 22 millones más que las 34 millones de toneladas que se esperan obtener durante esta cosecha.