“Si la inflación de enero es igual a la de diciembre sería un buen dato, si es menor sería para festejar”, aseveró ayer el presidente Javier Milei en referencia al 25,5% de aumento de precios que registró su primer mes de gestión, el dato mensual más alto desde 1992.
La celebración anticipada se asienta en un dato que comenzaron a anticipar las consultoras respecto a una supuesta desaceleración del alza de precios en enero, aunque empujados por una marcada caída del consumo que empieza a poner freno a las remarcaciones.
En efecto, el Gobierno de Milei ingresa en la séptima semana de mandato sin mucho que festejar: los primeros números de la economía real en su gestión son marcadamente negativos, ya que la devaluación de diciembre y la liberación de precios implicó un retroceso marcado de la actividad económica ligada al consumo y la producción fabril sufrió por el programa de shock aplicado por el libertario.
Un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) reflejó un desplome en las ventas de los comercios pyme del 13,7% en diciembre, lo que implicó que a lo largo del 2023 el consumo en este tipo de comercios cayera 3,4%. Otro dato elocuente: en comparación con noviembre pasado las operaciones tuvieron un derrumbe del 11,2%.
Un relevamiento de la consultora Scentia, que mide mes a mes el consumo masivo en supermercados, reveló además que en la primera quincena de enero las ventas en estos comercios cayeron un 12%. También desde la Cámara de Expendedoras de Combustible dieron cuenta de una baja del 20% en lo que va del presente mes en las ventas de las estaciones de servicio, pese a que se trata de un época de fuertes ventas por las vacaciones de verano. A su vez, la Came también publicó su relevamiento mensual de actividad fabril en pequeñas y medianas industrias, y registró una caída interanual del 26,9%, según el Índice de Producción Industrial (IPI).