Sobrepasado por las pandillas que azotan con violencia a Haití, y sin poder regresar a su país, el primer ministro, Ariel Henry, anunció ayer que renunciará al cargo una vez se haya formado un consejo de transición en la gestión. Su dimisión es una concesión ante la presión internacional que intenta salvar a la nación de una guerra civil.
“El gobierno que dirijo no puede mantenerse insensible ante esta situación. No hay sacrificio demasiado grande por nuestro país”, dijo el mandatario.
El funcionario hizo su anuncio horas después de que gobernantes de los países caribeños y el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se reunieran en Jamaica para abordar con urgencia una solución que frenara la creciente crisis en Haití.
Henry no pudo regresar a su país debido a que la violencia social provocó el cierre de sus principales aeropuertos internacionales.