Miles de libaneses desplazados por los enfrentamientos entre Hezbollah e Israel emprendieron ayer el regreso a sus casas, gracias a un alto el fuego instaurado tras dos meses de guerra abierta.
La tregua interrumpe un conflicto que ha dejado miles de muertos y 900.000 desplazados en Líbano, además de decenas de miles de evacuados en el norte de Israel. El primer ministro libanés, Najib Mikati, dijo ayer que el ejército “reforzará su despliegue” en el sur del país, como parte de la aplicación de este acuerdo.
Sin esperar a que los militares dieran luz verde, miles de habitantes del sur de Líbano, de la periferia sur de Beirut y del valle de Becá, en el este, todos ellos bastiones de Hezbollah, emprendieron el camino de vuelta a casa.
En los suburbios del sur de la capital, bombardeados hasta la madrugada del miércoles, militantes de Hezbollah circulaban en moto ondeando las banderas amarillas del partido. La ruta que conduce al sur de Líbano quedó atascada por vehículos y camionetas sobrecargadas, cuyos conductores cantaban y hacían sonar la bocina.