Por Melani Cordi
El pasado jueves se aprobó en la Legislatura de Córdoba el Programa de Alfabetización Económica y Financiera, impulsado por la legisladora de la Unión Cívica Radical Ariela Szpanin y con el apoyo del Ejecutivo provincial. Dicho programa propone la incorporación de contenidos sobre economía y finanzas en los niveles inicial, primario, secundario y en los institutos de formación docente, además de la educación no formal.
Sin embargo, surgen dudas en torno a la edad apropiada para que los niños comiencen a aprender sobre estos temas y su pertinencia en las primeras etapas de la formación de la persona, donde se atraviesan los años de aprendizaje sensorio-motriz claves para el desarrollo integral de la niñez.
La implementación desde jardín de infantes de una currícula que incluya la educación financiera pero no una educación emocional desestima un aprendizaje que es clave a los 3, 4 y 5 años: construir relaciones significativas, fortalecer el autoestima y aprender desde el asombro.
La psicopedagoga especialista en neuroeducación, Mariana Savid, aseguró a HOY DÍA CÓRDOBA que enseñar sobre dinero y ahorro es algo contraproducente a edades tan tempranas, ya que “podría generar más estrés que aprendizaje”.
En ese sentido, la especialista explicó: “A esa edad, los niños atraviesan una etapa de desarrollo sensorio-motriz en la que el juego libre, la creatividad y la educación emocional son los pilares fundamentales de su aprendizaje. Introducirlos en conceptos como el ahorro es incongruente con su capacidad cognitiva”.
“La noción de trabajo y su relación con la plata implica una comprensión del tiempo y de la causalidad que los niños pequeños aún no han desarrollado completamente. Explicar que el dinero se obtiene a cambio de trabajar puede ser demasiado complejo y abstracto para ellos”, agregó.
Surge también otra problemática a considerar dentro del debate: los conceptos de dinero y trabajo pueden influir en la manera en que los niños perciben su valor y el de los demás. “Hablar de plata o economía en edades tempranas puede llevar a los niños a asociar su valor o seguridad con lo material, en lugar de con el amor, las relaciones y el juego. Corremos el riesgo de imponer preocupaciones adultas en mentes infantiles en pleno desarrollo”, destacó Savid.
Además de los profesionales de la educación, la Junta Arquidiocesana de Educación Católica, la Pastoral Social y la Vicaría de los Jóvenes de la Arquidiócesis de Córdoba también habían cuestionado el proyecto a través de un comunicado en conjunto. Por su parte, el sacerdote Munir Bracco, de la Pastoral Social, en diálogo con este medio afirmó que el mensaje pretende ser un aporte constructivo a la sociedad y a la reflexión.
“Habiendo dialogado con psicopedagogos, con médicos de trayectoria y profesionales reconocidos, nos preguntamos si es conveniente la educación financiera en una edad tan temprana. Nos parece que sería importante que puedan escuchar la opinión de profesionales. Estamos absolutamente de acuerdo con la educación financiera, el punto que observamos es, ¿por qué en niños de 3, 4 y 5 años, cuando hay profesionales que advierten que esto es inviable por la etapa madurativa y la evolución cognitiva que tienen los niños en esa edad?”, se preguntó.
A su vez, el sacerdote subrayó que muchos niños no aprendieron a jugar como consecuencia del tiempo que pasan frente a las pantallas desde edades tempranas, y expuso: “Hemos hablado con algunos docentes que nos dicen que hay niños que llegan al jardín sin saber jugar. Muchos niños en edad temprana ya han iniciado su actividad en las pantallas, lo cual tiene una repercusión en el inicio y la comprensión de los aprendizajes con los que deben llegar al primario”.
Esto, según los expertos, tiene un impacto negativo en el desarrollo de habilidades esenciales como la lectura, la escritura y la socialización. Si bien los dispositivos electrónicos pueden tener un papel educativo, en la mayoría de los casos ofrecen una experiencia pasiva donde el niño recibe estímulos sin tener que interactuar activamente con su entorno, limitando la capacidad para desarrollar habilidades sociales y de resolución de problemas.
En ese sentido, Bracco cerró con una reflexión: “¿No estaremos haciendo las cosas al revés a cuando hay otras prioridades tan importantes?, ¿no será conveniente enseñarles a socializar, el valor de la solidaridad, el valor de compartir con otros, el juego, cuando muchos chicos llegan con esa dificultad? Nos parece que es importante traer esta reflexión y tener un debate amplio que incluya a profesionales”.
Si bien la iniciativa busca preparar a las futuras generaciones para comprender el valor del dinero, los expertos insisten en la necesidad de priorizar el desarrollo emocional y social en los primeros años de vida, cuando los niños están en plena etapa de crecimiento cognitivo y afectivo. Se vuelve importante un debate profundo y plural a fin de alcanzar un equilibrio entre el bienestar integral de los niños y los contenidos formativos.