El 13 de abril de 2025, Ecuador vivirá una segunda vuelta electoral que definirá su futuro político. Tras una primera vuelta marcada por un estrechísimo margen de diferencia, el presidente en funciones, Daniel Noboa, y la candidata opositora Luisa González, se enfrentarán para decidir quién será el próximo presidente del país. Con el 91,17% de los votos escrutados, Noboa obtuvo el 44,35%, mientras que González, candidata del movimiento del expresidente Rafael Correa, alcanzó el 43,80%, lo que ha llevado a un balotaje que ha sorprendido a muchos, considerando que el presidente aspiraba a una victoria contundente.
En medio de las tensiones post-electorales, González destacó la importancia de la transparencia en el proceso, subrayando la necesidad de una revisión más exhaustiva de las actas y los votos en disputa. Mientras tanto, el CNE sigue bajo crítica por la lentitud en el escrutinio y la falta de respuesta a las irregularidades señaladas. La candidata del correísmo también hizo énfasis en que, a pesar de las dificultades, el resultado es un gran triunfo para su movimiento, que ha logrado superar barreras históricas y posicionarse como una fuerza política con amplio respaldo en el país. Además, reafirmó su optimismo de cara a la segunda vuelta, confiada en que con los votos pendientes se consolidará su victoria.
Las elecciones de 2025 se dan en un contexto de grave crisis social, económica y de seguridad que afecta a Ecuador. La violencia en las calles y los problemas económicos han sido temas centrales durante la campaña, y tanto Noboa como González han presentado propuestas que reflejan sus enfoques opuestos para enfrentar estos desafíos. En este escenario, la rivalidad con Noboa promete intensificarse, y la decisión final recae sobre los más de 13 millones de votantes que decidirán el futuro de Ecuador en las elecciones de abril.
Por un lado, Daniel Noboa, quien busca la reelección, ha basado su campaña en la seguridad, la atracción de inversión extranjera y la modernización de la economía. Su gobierno ha implementado medidas como el despliegue militar en las calles y ha promovido reformas para mejorar la competitividad. Sin embargo, ha enfrentado cuestionamientos sobre la falta de resultados concretos en la generación de empleo y la corrupción dentro de su entorno cercano.
En el lado opuesto, Luisa González, candidata del Movimiento Revolución Ciudadana y estrechamente vinculada con el expresidente Rafael Correa, representa un modelo de país con un enfoque en la intervención estatal y la recuperación del gasto social. González, quien ha sido vista por muchos como la heredera del correísmo, busca recuperar los programas sociales que marcaron la administración de Correa y se enfrenta al reto de desligarse de los escándalos de corrupción que han ensombrecido esa era.
Aunque la diferencia entre Noboa y González es mínima, ambos se enfrentan a retos significativos. Para Noboa, la principal tarea será ampliar su base de apoyo, especialmente entre los votantes que en la primera vuelta optaron por otros candidatos, como Andrea González Náder y Leonidas Iza, quienes juntos sumaron más del 7% de los votos. Además, tendrá que convencer a una parte del electorado que ha cuestionado su capacidad para gobernar a largo plazo, especialmente después de la crisis energética que sufrió el país con los apagones prolongados.
Por su parte, González también deberá ampliar su base más allá del correísmo. Si bien ha logrado captar a una buena parte de los votantes de la Revolución Ciudadana, su cercanía con Correa y la sombra de los casos de corrupción del pasado podrían ser un lastre durante la segunda vuelta. El desafío para González será demostrar que es capaz de liderar una administración sin repetir los errores de la era correísta, al tiempo que deberá definir su postura frente a temas delicados como la relación con Venezuela y el respaldo al régimen de Nicolás Maduro.
El balotaje también pondrá en juego las alianzas políticas que ambos candidatos puedan formar con los líderes de los otros partidos. La participación de candidatos como Andrea González y Leonidas Iza será clave para decidir quién se alza con la victoria. Estos votantes, que en la primera vuelta optaron por alternativas diferentes a Noboa y González, podrían tener un peso decisivo en la segunda vuelta, inclinando la balanza hacia uno u otro candidato.
El panorama es incierto, y lo único claro es que Ecuador se enfrenta a una elección histórica, que no solo decidirá al próximo presidente, sino también el rumbo económico y social del país. En un contexto de creciente polarización y tensión, el balotaje de abril marcará el futuro del país en un momento crucial de su historia.
Los ojos del mundo estarán puestos en Ecuador, donde se decidirá no solo el nuevo liderazgo, sino también el modelo de país que prevalecerá en los próximos años.