En una apuesta por el arte en pequeño formato, con distintas técnicas y economía de recursos, Mini Contemporáneo se consolida como un espacio alternativo y que valoriza todo tipo de envergaduras a la hora de crear, siendo fundamental dentro del ecosistema del arte contemporáneo en Córdoba.
Por estos días, el espacio cumple 16 años de trayectoria, y lo que comenzó desde la necesidad de abrir nuevos circuitos de difusión se convirtió en una usina creativa que recorrió más de 30 museos, centros culturales y galerías de distintas ciudades del país.
El proyecto curatorial fue fundado por el artista visual Juan Martín Juares en 2009 y hoy concentra a más de 100 artistas que buscan mostrar sus obras en todo tipo de espacios. En diálogo con este medio, Juares habló sobre los motivos que lo llevaron a crear Mini Contemporáneo, la trayectoria y los desafíos de trabajar sobre pequeños formatos.
En un contexto donde los grandes formatos y los circuitos institucionales acaparaban la escena, este proyecto se pensó como una autogestión y auto-legitimación. “La idea surge en 2009 debido a la necesidad de crear un espacio de difusión y exhibición de obras de arte en pequeño formato, en esa época no existía una valoración de este tipo de obras”, recuerda Juan y agrega: “Actualmente la escena de arte ha cambiado y se encuentra mayor circulación”.
“Considero que abrir este espacio fue una reacción al contexto y una necesidad de proponer circuitos alternativos de difusión para nuevos artistas e ideas de arte contemporáneo”, explica. Todo comenzó en una pared del hall del Teatro Real de Córdoba, gracias al impulso del curador Pablo Curutchet, quien cedió una pared de la sala para la exposición de Mini Contemporáneo. Desde entonces, el proyecto recorrió espacios como la Casa de Pepino, el Centro Cultural España Córdoba, el Museo Caraffa, el Buen Pastor, El Gran Vidrio, el Museo Evita-Ferreyra, entre otros.
Durante los años que transitó el proyecto hubo muchos cambios en las formas de circulación y difusión sobre todo por el impacto de las redes sociales, el Internet y la inteligencia artificial. “Cuando comenzamos el proyecto era muy importante el rol de los medios de comunicación como el diario en papel, la televisión y la radio. Actualmente los eventos y exposiciones se difunden por las redes sociales y tienen mayor alcance, todo se puede viralizar a niveles de repercusión inimaginable, tan solo con un teléfono móvil”, señala. Sin embargo, advierte que esa expansión digital trajo también una pérdida de vínculos presenciales, y por eso, el proyecto sigue apostando a lo tangible y al encuentro: “Existen mayores posibilidades de crecimiento, pero menos interacción humana real, algo que nosotros todavía sostenemos y valoramos mucho. Desde el comienzo quisimos crear ambientes amigables, poéticos y creativos de intercambio entre artistas”.
Economía y ecología de recursos
Más allá del formato, lo que distingue a Mini Contemporáneo es su modo de pensar la producción artística. Uno de los pilares fundamentales del proyecto es la llamada “economía de recursos”, una filosofía que atraviesa no solo las obras sino también la gestión del espacio y sus modos de circulación.
“La economía de recursos tiene que ver con algo generacional, de urgencia de manifestar las experiencias artísticas y creativas. No esperar las condiciones ideales de producción, sino hacer con lo que tenés a mano y con objetos baratos y reciclados”, asegura Juares. Esta lógica de trabajo encuentra inspiración en experiencias como la del mítico espacio porteño Belleza y Felicidad, surgido tras la crisis del 2001. Para el artista, esa austeridad no es un límite sino una posibilidad: “Creo en el valor de la economía de recursos que posibilita mayor libertad creativa y poética, además de contribuir con el medio ambiente”.
Además de su valor estético, Juan afirma que el arte debe tener también un rol activo en la reflexión sobre el consumo y destaca: “El arte siempre propone una nueva mirada amplia y reflexiva sobre asuntos importantes del ser humano y su entorno. El arte y el diseño pueden contribuir a la concientización de conductas más amigables con nuestro entorno. Es importante concientizar sobre el uso responsable de los recursos y el impacto en el medio ambiente. Considero que el arte junto al diseño, la arquitectura y la moda, especialmente de indumentaria, pueden hacer una gran diferencia”.
Un semillero de artistas que sigue creciendo
En su recorrido, Mini Contemporáneo fue también semillero de artistas jóvenes, reuniendo obras realizadas en reciclado tecnológico, pintura en relieve, cerámica, sublimación, dibujo y otros formatos híbridos. “El espíritu del proyecto siempre fue disruptivo y experimental, inspirado en el uso creativo de diferentes técnicas y lenguajes artísticos contemporáneos. Con la selección de muchos artistas jóvenes”, cuenta.
De cara al futuro, el espacio buscará nuevos horizontes y Juares anticipa que hay “expectativas renovadas y nuevos proyectos”. “La participación activa en la comisión de Faro (asociación de espacios y galerías de arte) nos abre posibilidades en ferias de arte en el país y el exterior”, asegura.
“Seguimos con las mismas ganas y entusiasmo que el primer día, con el propósito de continuar contribuyendo con el desarrollo del arte contemporáneo en la provincia y el deseo de posicionarnos como referentes a nivel nacional”, concluye Juan. Con los mismos ideales de siempre, pero con la experiencia acumulada de más de una década y media de gestión independiente, Mini Contemporáneo fomenta la utilización de cualquier dimensión y soporte contribuyendo al reconocimiento de todo tipo de arte.