Los Latin Grammy celebraron anoche su 26ª edición en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas y coronaron como gran ganador al puertorriqueño Bad Bunny, quien llegó con doce nominaciones y se llevó, entre otras distinciones, el codiciado Álbum del Año por Debí tirar más fotos. Sin embargo, más allá del dominio del artista urbano, fue una gala que dejó una marca inédita para la música argentina.
El avance argentino en una edición singular
El protagonismo local ya se había anticipado en las nominaciones, cuando CA7RIEL & Paco Amoroso sumaron diez candidaturas y quedaron apenas por detrás de Bad Bunny en cantidad de menciones. Aquella señal de la Academia se confirmó durante la ceremonia, el dúo cosechó múltiples estatuillas y se consolidó como un fenómeno artístico que trasciende fronteras, impulsando la presencia argentina en Estados Unidos y Europa dentro del universo urbano.
En la Premiere -la ceremonia vespertina donde se entregan la mayoría de las categorías- los argentinos celebraron en bloque, además de las cinco estatuillas para CA7RIEL & Paco Amoroso, fueron distinguidos Trueno, Conociendo Rusia, Tanghetto, Fito Páez y los productores Rafa Arcaute, Federico Vindver y Nico Cotton.
“Se lo dedicamos a Estrella y Andrea, nuestras madres, que son las culpables de todo esto”, agradeció Ca7riel al recibir el premio por “#Tetas”, ganadora como Canción Alternativa.
Una apertura legendaria y una gala accidentada
El inicio formal de la ceremonia principal estuvo a cargo de Carlos Santana, con un homenaje a “Oye cómo va”, seguido por la conducción del colombiano Maluma y la actriz Roselyn Sánchez. Entre los primeros números musicales se destacaron Alejandro Sanz, Aitana y Gloria Estefan, quien invitó a Nathy Peluso para acompañarla en una presentación cargada de ritmo tropical.
No todo transcurrió con fluidez, la transmisión oficial sufrió cortes reiterados fuera de los Estados Unidos, afectando incluso al sector de prensa de la propia Academia. Aun así, la sucesión de shows -desde la intimidad de Elena Rose vestida de blanco angelical, hasta la mezcla fronteriza de Fuerza Regida y Grupo Frontera- mantuvo la energía del evento.
Uno de los momentos más celebrados fue el reconocimiento a Raphael como Persona del Año. A sus 82 años, el artista español volvió a emocionar con clásicos como “Que sabe nadie” y “Mi gran noche”, y expresó: “Estoy feliz de encontrarme con tantos amigos de aquí y de España. Prometo solemnemente que volveré muchísimas veces”.
CA7RIEL & Paco Amoroso: show, riesgo y estética desbordada
Ya entrados los últimos tramos de la gala, el dúo argentino desplegó un show tan irreverente como esperado: una escenografía recargada, elementos kitsch y un popurrí compuesto por “El Impostor”, “#Tetas”, “La que puede, puede” y “El día del amigo”, entre otros. Su presentación volvió a confirmar el carácter performático y disruptivo que los llevó a conquistar a los votantes de la Academia.
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Bad Bunny, el anfitrión sin proponérselo
Con cada premio, Bad Bunny reforzó su condición de figura central de la música latina contemporánea. Al recibir el galardón a Mejor Canción Urbana, pidió un gesto colectivo al público:
“Para esta canción quisiera que le den un abrazo a la persona que tienen al lado. De eso se trata. Darnos amor y disfrutar los momentos como el de esta noche. Gracias Latin Grammy y gracias a ustedes por quererme tanto”.
El auditorio entero respondió de pie, confirmando que el puertorriqueño “jugó de local” una vez más.
Fito Páez y su visión sobre el presente de la música argentina
Entre los premiados argentinos, Fito Páez también tuvo su lugar destacado. Tras recibir el reconocimiento por Novela, el rosarino declaró en la alfombra roja de TNT: “(Novela) es una criatura que peleó 38 años por nacer”. Luego, consultado por su retorno a la categoría rock, explicó: “Más que con algo estético, tiene que ver con una cultura. Porque hago de todo, pero vengo de la cultura rock”.
Sobre su rol dentro de la escena nacional, agregó: “Me siento parte de un eslabón de la máquina argentina, en ese, mi territorio… Sigue dejando perlas alucinantes, esto junto a otros países, más marginales, en este sentido”. También reflexionó sobre la deuda histórica de la Academia con artistas argentinos en distinciones de trayectoria, como Persona del Año, y sostuvo que su nombre “podría estar en danza”, del mismo modo que Borges -“Salvando las distancias”- nunca obtuvo el Nobel.
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La edición 2025 consolidó lo que ya es una tendencia, la expansión internacional de los Latin Grammy, su apertura a artistas de toda América Latina y la península ibérica. Con el crecimiento del género urbano y el regional mexicano, la premiación continúa reafirmando su lugar como plataforma de alcance global. Y en esa escena cada vez más diversa, la música argentina vivió su noche más resonante.
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