Javier Mascherano fue, ya en tiempo pasado a partir de anoche, un «cinco» a la antigua, de esos metedores y raspadores, que «circunstancialmente» ganó todo con Barcelona jugando como zaguero central, pero sin abandonar jamás esa esencia, la que también lo destacó en el seleccionado argentino, y que a partir de su retiro, que anunció este domingo 15 de noviembre en La Plata, lo convertirá en el último de su especie.
A los 36 años, este santafesino de San Lorenzo, ahí cerquita de Santa Fe, geminiano como su amigo Lionel Messi, y coterráneo además, nació un 8 de junio de 1984 y tuvo una carrera brillante por donde se la mire, que a punto estuvo de coronarse con un título mundial en Brasil 2014, pero que tiene un récord: dos medallas doradas olímpicas (Atenas 2004 y Beijing 2008).
Fue «socio-fundador» de la «Generación Lío», esa camada de futbolistas que compusieron Ángel Di María, Sergio Agüero, Pablo Zabaleta, Gonzalo Higuaín, Sergio Romero, Marcos Rojo, Ezequiel Lavezzi, Lucas Biglia, Nicolás Otamendi, Martín Demichelis y su capitán Messi.
Se llevó en su carrera también cuatro subcampeonatos de Copa América, jugó en los mejores equipos del mundo como Liverpool antes y Barcelona después, donde llegó a la cúspide de su carrera ganando todo lo que se le cruzó por delante, Champions League, Mundial de Clubes, Supercopas de Europa, de España, del Rey y liga española.
Su recorrido desde Renato Cesarini, esa cantera inagotable de futbolistas rosarinos, hasta este domingo en Estudiantes de La Plata, tuvo en el medio además de Liverpool y Barcelona, ese de Josep Guardiola, el mejor equipo de la historia, al también inglés West Ham, el brasileño Corinthians y el Hebei Fortune chino en el exterior, y por supuesto River Plate, donde recibió el espaldarazo inició que lo catapultó a la cima del mundo.
Hace una semana se retiró en Vélez Sarsfield el «otro» cinco, el de un estilo no opuesto, sino complementario al suyo, como Fernando Gago, con características de volante central con buen pie, pase filtrado y pulcro manejo.
Como si el destino los hubiese juntado en la puerta de salida, la primera quincena de noviembre de 2020, cuando la pandemia de coronavirus apuró el retiro de varios jugadores ya «entrados en años futbolisticos», se transformó en el tiempo de decirle adiós al fútbol para el de los dos últimos representantes del mediocampista central argentino, el «fino» y el «rústico».
Ahora llegará el tiempo en que se terminen de imponerse los «mixtos», ni una cosa ni la otra, ni mucha marca ni todo fútbol. La globalidad terminó también en el fútbol con los «especialistas».
«Mascherano fue el mejor fichaje de Barcelona de los últimos años», lo elogió nada menos que «Pep» Guardiola a finales de ese mágico 2012, cuando el conjunto catalán trepaba al pináculo de la gloria y se transformaba, para muchos, hasta por ejemplo César Luis Menotti, como «el mejor equipo de la historia». Y en esa lisonja genuina el «Flaco» hasta incluía al mítico «Brasil del 70».
Y allí estaba él, formando parte fundamental de ese equipo, tal como lo siguió reflejando Guardiola al decir que «para Barcelona, contar con Mascherano no tiene precio». Y mientras tanto, la selección argentina.
Subcampeón Sudamericano Sub 17; Campeón Sudamericano Sub 20; cuatro Mundiales con la mayor: Alemania 2006, Sudáfrica 2010, el mencionado Brasil 2014 y Rusia 2018.
Su inolvidable quite al holandés Arjen Robben en la semifinal de ese mundial brasileño fue como un título nobiliario para él, como un rato después una frase «maradoniana» dirigida a su compañero de equipo, el arquero Sergio «Chiquito» Romero, antes de la definición de ese encuentro por tiros penales: «hoy te convertís en héroe», le vaticinó. Y acertó.
Y el que hoy se terminó transformando en héroe es él. Después de 644 partidos en clubes y 147 en la selección mayor argentina, con esa doble medalla dorada olímpica con la que se equiparó solamente el polista Juan Nelson (París 1924 y Berlín 1936), la mejor definición sobre Macherano la ofreció el segundo técnico que lo llevó al seleccionado nacional: Alfio Basile. Marcelo Bielsa lo hizo debutar sin que jugara en la primera de River.
«Mascherano llegó hasta donde llegó por su cabeza más que por pies», lo «clasificó» el «Coco».