La Cámara 6ta en lo Criminal y Correccional de Córdoba condenó ayer por segunda vez a Noemí Susana Malicho (38), quien había sido penada a prisión perpetua igual que su pareja, Luis Alberto Moyano (63), por el homicidio de su propio hijo de 2 años de edad. En esta oportunidad la Cámara aplicó perspectiva de género para el análisis del caso y la condenó a una pena más benigna de ocho años de prisión, es decir, el piso mínimo de pena que se prevé para el delito en cuestión.
La sentencia de primera instancia de la Cámara fue apelada por la defensa de la mujer, la Dra. Alfonsina Muñiz, quién alegó que Malicho había sido víctima de violencia de género. Precisaron que Moyano maltrataba psicológicamente a la mujer, y por lo tanto ella también era una víctima, sometida y presionada por su ex pareja. De esta manera, la resolución llegó en marzó último al Tribunal Superior de Justicia (TSJ)que reafirmó la postura de la letrada Alfonsina Muñiz y remitió la causa a la Cámara bajo la caratula de coautora por omisión impropia de homicidio calificado por el vínculo en circunstancias extraordinarias de atenuación”.
El suceso ocurrió el 31 de enero de 2016 en una casa de barrio Yofre Norte, de Córdoba capital. Desde septiembre de 2015, Malicho había comenzado a convivir junto a sus dos hijos (de 2 y 10 años) con Moyano. Ese mediodía, el menor fue derivado al Hospital de Niños con una fuerte conmoción cerebral y falleció al día siguiente. Los médicos dudaron de las explicaciones que dio la madre y pronto comenzó la investigación. La autopsia determinó que la muerte se produjo por un traumatismo craneoencefálico.
En agosto de 2017, la Cámara 6ta del Crimen condenó a prisión perpetua a Moyano y Malicho, y los declaró a ambos culpables de maltratar y provocar la muerte del niño. Según los fundamentos de la condena, Moyano zamarreaba al menor cuando lloraba, o para disciplinarlo, provocándole traumatismos severos en la cabeza. Por su parte, en el caso de Malicho, los jueces consideraron en esa instancia que hizo caso omiso a lo que sufría su propio hijo, y que lejos de defenderlo permanecía impasible.