Como ya muchos saben, el agua es un elemento esencial para la vida y la prevención de la deshidratación es un componente fundamental para la supervivencia: sin agua, los seres humanos solo pueden sobrevivir hasta cinco días, según indica la teoría. Como el agua es la molécula más abundante dentro de una célula, constituye una gran parte del peso corporal en los seres humanos.
De todas formas, los seres humanos estamos perdiendo agua constantemente y por eso es muy importante mantener la homeostasis del agua.
¿Qué significa homeostasis?
Mientras que el agua del cuerpo humano se encuentra en el plasma y el intestino, la gran mayoría se encuentra dentro de las células. Como se expresó previamente, los seres humanos pierden agua continuamente a través de la orina y las heces, la transpiración y la respiración, por lo que es necesaria una red delicada y equilibrada de controles fisiológicos para mantener los niveles de agua.
La sed es un instinto biológico, medido por receptores sensoriales llamados osmorreceptores. Estos receptores están ubicados en el hipotálamo y detectan cambios en el plasma sanguíneo. Cuando detectan un volumen sanguíneo bajo, envían una señal al hipotálamo que, a su vez, genera la sensación de sed. Este mecanismo de control homeostático asegura un equilibrio entre la pérdida y la ingesta de líquidos.
¿Qué pasa con la deshidratación?
El término deshidratación se refiere tanto al proceso de pérdida de agua corporal como a la desviación de un estado hidratado ideal. Generalmente, ocurre cuando los líquidos perdidos no se reemplazan, lo que impide que el cuerpo lleve a cabo funciones normales.
Aunque la deshidratación puede afectar a cualquier persona, es particularmente peligrosa en los niños pequeños, que pueden deshidratarse gravemente después de tener diarrea y vómitos, y en los adultos mayores, que tienen un volumen menor de agua en el cuerpo.
Esto significa que incluso las enfermedades menores o los trastornos crónicos pueden provocar deshidratación en los ancianos. Si bien la deshidratación leve a modera se puede revertir con la ingesta de líquidos, la deshidratación grave requiere tratamiento médico.
Además, es importante destacar que la deshidratación puede provocar graves complicaciones de salud, como:
- Lesiones por calor, que van desde calambres leves hasta agotamiento o insolación.
- Convulsiones y trastornos convulsivos preexistentes, como la epilepsia.
- Problemas urinarios y renales.
- Choque hipovolémico, una afección potencialmente mortal que es causada por la pérdida de más del 20 % del suministro de sangre o líquidos del cuerpo.
¿Cuánta agua tengo que tomar?
Asegurar el consumo de líquidos es fundamental para muchas funciones, como para regular la temperatura corporal. Los seres humanos están diseñados para regular la temperatura corporal, especialmente cuando se exponen a condiciones cálidas como un clima cálido o durante el ejercicio.
De esta forma, la pérdida de agua a través de la piel (transpiración) enfría el cuerpo y ayuda a mantener la temperatura homeostática. Sin embargo, sin reemplazar el líquido perdido, la temperatura corporal aumentará rápidamente.
También ayuda en la eliminación de desechos corporales. De hecho, actúa como disolvente de los productos de desecho, disolviéndolos y permitiendo que salgan del cuerpo a través de la orina y la transpiración.
En los procesos digestivos, ya que el agua que se toma antes, durante y después de los alimentos ayuda a una digestión eficaz al trabajar con los fluidos digestivos para descomponer los alimentos, mejorando el tránsito a través del sistema digestivo.
Aunque la mayoría de las personas experimentan sed con la suficiente regularidad como para garantizar una ingesta adecuada de líquido, todavía se debe prestar atención a la cantidad que se consume. En este sentido, en 2004, las National Academies of Sciences, Engineering, and Medicinede Estados Unidos elaboraron un informe que establecía que los hombres deberían consumir alrededor de 3,7 litros de líquido por día, es decir, entre 8 y 10 vasos.
En tanto, aseguran que las mujeres deberían consumir 2,7 litros, aproximadamente.
Las recomendaciones sobre la cantidad de agua que deberíamos aspirar a beber son menos claras. Los requisitos individuales de líquidos varían según factores como la edad, el sexo, la salud general y los niveles de actividad. Además, la ingesta de agua también proviene de los alimentos y otras bebidas, por lo que los requisitos de agua varían según factores como el estilo de vida o la dieta.
Los signos de una hidratación adecuada son visibles en la orina, ya que la urobilina química es responsable de la pigmentación amarilla de la orina y se diluye con líquidos. Por tanto, cuanto más hidratada esté una persona, más clara parecerá su orina, mientras que la de color oscuro y fuerte olor es un signo claro de hidratación inadecuada.