«El tiempo es hoy, ayudemos a reparar las heridas que la dictadura nos dejó», convocó ayer por a la tarde la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carloto, en la conferencia de prensa en la que el organismo de derechos humanos celebró el hallazgo de la nieta 129.
Junto a Estela estuvo sentado Carlos Alberto Solsona, padre de la joven recuperada. «Nadie tiene idea de las miles de noches que yo pasé sin poder dormir, esperando este momento», describió Solsona, quien podrá encontrarse con su hija tras 42 años, luego de ser arrancada de los brazos de su madre Norma Síntora, militante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), detenida y desaparecida durante la última dictadura cívico-militar.
La “nieta 129”, como la llamaron las Abuelas para mantener su identidad en reserva, tiene vivo a su padre y a un hermano, Marcos, nacido antes que ella y criado por un abuelo. El encuentro familiar aún no se ha producido. Solsona dijo que avanzará con cautela, sin apurarse. “No quiero imaginar situaciones, porque tengo mucho miedo de lastimarla. Ella tiene una vida, tiene más de 40 años y esto le cayó así, mi mayor preocupación es esa. Voy a intentar que no suceda”, dijo. La identificación no fue fácil, en parte porque no nació de la sospecha de la nieta ahora recuperada, sino de Abuelas.
Carloto explicó que en 2012 descubrieron el caso “de una joven que había sido inscripta con una partida apócrifa firmada por un médico de la policía y cuyo parto había ocurrido en su domicilio”. Un año después, se pusieron en contacto con ella y la invitaron a hacerse un estudio de ADN para cotejar su perfil con el banco genético de familiares de víctimas de la dictadura.
“La mujer vivía en el exterior [en España] y dijo que viajaría en 2014 a Buenos Aires para seguir conversando sobre la posibilidad de analizarse”, explicó Carloto. Pero el vínculo se rompió y recién pudo recuperarse en junio de 2017, cuando intervino un amigo de la mujer. “Hace dos semanas, la nueva nieta ingresó al país y se presentó a la justicia el 3 de abril. Allí aceptó realizarse el análisis, que arrojó que es hija de Carlos Solsona y Norma Síntora”.
Síntora y su esposo se conocieron como estudiantes de ingeniería en Córdoba en 1974. Se casaron al año siguiente y en 1975 nació Marcos. Cuando se produjo el golpe contra Isabel Perón en marzo de 1976, la pareja militaba en el grupo guerrillero. Para el año 1977, Solsona ya había salido del país y esperaba encontrarse en España con su esposa y el pequeño Marcos. Pero no hubo encuentro posible: el 21 de marzo de aquel año, los militares secuestraron a Norma de la casa de unos compañeros de militancia. La mujer estaba embarazada de ocho meses y dio a luz en cautiverio (se presume que pudo haber nacido en el centro clandestino de detención de Campo de Mayo). Solsona perdió cualquier rastro e inició entonces una búsqueda que duró más de 40 años.