Tomatón frito
Ni el mejor tratamiento penitenciario, ni la mejor psicoterapia, ni Superman, pueden cambiar la naturaleza de un delincuente que todos los días elige vivir como delincuente. En Tribunales, de tanto en tanto, son juzgados personajes con varias condenas y que más allá de la defensa de ocasión, no muestran el mínimo arrepentimiento.
El viernes pasado, en La Carbonada (zona este de nuestra ciudad) fueron detenidos 16 sujetos por traficar más de 1600 kilos de marihuana desde Corrientes, y destinados al mercado cordobés. El operativo dirigido por el fiscal federal Enrique Senestrari culminó exitosamente y no dejó de sorprender la nueva detención de Sergio «Tomatón» Busso, junto a su lacayo Gustavo «Gusi» Páez. Con un montón de antecedentes penales, desde hace muchos años Busso pertenece al estado mayor de la barra brava de Talleres, La Fiel.
A Busso también se lo recuerda por habernos «representado» en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica de 2010, como integrante de las Hinchadas Unidas Argentinas. En su foja delictiva, su primer antecedente importante se registra en 2012, cuando mató por la espalda a un joven desarmado, Alejandro Godoy, quien le había querido robar. Por este crimen será juzgado a mediados de año, con lo que podría sumar su tercera condena, la segunda por homicidio. La primera, de 10 años de prisión, fue por el asesinato de Roberto Pinto en 2013. Curiosamente, tres meses después de este hecho de sangre, Busso fue uno de los integrantes de La Fiel reconocidos en la Legislatura Unicameral por «una labor en favor del bien común».
Pero Busso también fue condenado a un año y dos meses de cárcel por violencia de género. Era el año 2014 cuando su ex pareja se salvó gracias a un botón antipánico. Preso desde ese año, en noviembre de 2020 recuperó la libertad condicional por buena conducta. Queda claro que el encierro no lo mejoró en nada, y que su destino está signado por Bouwer. Desde el último viernes, justo en su cumpleaños número 45, “Tomatón” está nuevamente entre rejas. Y posiblemente, esta vez, sea por muchos años. Como dijo alguien que lo conoce bastante: «El Tomatón esta frito».
Minas invisibles
La investigación que la fiscal Juliana Companys de Villa María lleva adelante sobre las muy posibles estafas de Generación Zoe, desgajan revelaciones que ponen los pelos de punta a quienes confiaron ciegamente y pusieron plata con la ilusión de una jugosa ganancia. En realidad, las dudas se multiplican todos los días y ni siquiera habría registros del dineral depositado ni de lo que habrían hecho con esa fortuna. Es más, una de las versiones indicaba que todo estaba respaldado por minas de oro que Zoe Cash y Leonardo Cositorto habían comprado en Jujuy y San Juan. Para las pobres víctimas, desde Zoe publicaron varias fotos de las supuestas minas inexistentes. Por las dudas, los gobiernos de ambas provincias desmintieron estos engaños. No hay oro ni excavaciones ni nada. ¿Será que las minas de Zoe son invisibles?
Una justicia más digna y humilde
Por estos días, nuevos fiscales y jueces han asumido en cargos vacantes y en diferentes cámaras. Una nueva generación asoma y varios magistrados conocidos se cruzaron al bando de los jubilados. Entre ellos, el fiscal Marcelo Altamirano, quien fue el representante del Ministerio Público Fiscal ante la Cámara Sexta durante 18 años. Una dolencia le ha impedido continuar en esta tarea, para ubicarlo definitivamente en su rol docente, bendecido por una vocación interminable.
Como en todas las profesiones y trabajos, no es fácil conjugar capacidad, esfuerzo y nobleza. En un ambiente todavía con resabios de altanería y formalismos inservibles, se vuelve imperioso entender que un Poder Judicial más cercana a la sociedad y al pueblo no puede seguir esperando. Sin duda alguna, el fiscal Altamirano desempeñó su labor en ese sentido, y demostró que una justicia más digna y humilde es posible.