Antes de fin de año
Hace algunos días, volvimos a escuchar noticias sobre Aparicio Díaz y los Sanadores Egipcios, una causa que se inició en la justicia provincial en abril del año 2021, cuando la fiscal de Villa Cura Brochero Analía Gallaratto dispuso la detención de once personas acusadas de asociación ilícita, estafas reiteradas y ejercicio ilegal de la psicología. Sin embargo, a mediados del 2022, la causa pasó a la Justicia Federal, ya que en realidad, la mayoría de los detenidos habían sido víctimas de Álvaro Aparicio Díaz y su esposa Carolina Cannes, por el presunto delito de trata de personas. Por supuesto, tras interiorizarse sobre lo sucedido, el juez federal Miguel Hugo Vaca Narvaja dispuso la excarcelación de quienes hoy son querellantes. Asimismo, y hace poco más de un mes, ambos imputados cumplieron los tres años de la prisión preventiva y recuperaron la libertad, a la espera del juicio que se hará en el Tribunal Federal Dos.
Sin embargo, hace algunos días llamó la atención una publicación en Instagram en la que se invita a una clase promocionada como “Egipto aprende a pensar”, con imágenes alusivas y del propio Díaz, con una gran cantidad de publicaciones y más de 1500 seguidores. Recordemos que Díaz atendía a personas que buscaban curas milagrosas para sus padecimientos, organizaba viajes a las Pirámides y también vendía cursos. De hecho, se presentaba como guía espiritual y en sus recientes posteos algunos seguidores lo siguen tratando como “maestro”.
Más allá de esta contingencia, y de la que se han quejado los querellantes, el tribunal integrado por Carolina Prado, Noel Costa y Fabián Asís avanza en los preparativos del juicio a Díaz y Cannes, acusados por presunta trata de personas con fines de explotación laboral, económica y reducción a la servidumbre, estafas reiteradas, ejercicio ilegal de la psicología, abuso sexual simple agravado y con acceso carnal, exhibiciones obscenas y acumulación de municiones sin autorización. En los once hechos de la acusación figura Díaz y en varios también su esposa, ya sea como coautora o como partícipe necesaria. Por lo tanto, y en caso de ser probados por el fiscal Carlos Casas Nóblega, ambos podrían recibir duras condenas y regresar a prisión. Sabido es que la agenda judicial tiene sus complejidades pero la intención de los magistrados es hacer este juicio antes de fin de año.
¿Serán verdaderas?
Lamentablemente nuestra sociedad machista pareciera no amedrentar a pesar de tantas luchas y campañas contra la violencia de género, y entonces sobreviven inconcebiblemente varias formas de abuso, acoso y extorsiones, incluso en entidades e instituciones estatales, que a cuarenta y dos años de recuperada la Democracia en Argentina, ya tendrían que haberse depurado. Sin embargo, estas conductas inaceptables -con mujeres como víctimas en la mayoría de los casos- suelen permanecer ocultas como en un “siga, siga” que está mal, pero que algunos hombres poderosos y sin escrúpulos cometen con absoluta impunidad.
Hace algunos días, desde el Sindicato de Policías (no reconocido oficialmente aún y con una resolución pendiente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos) volvieron a denunciar que situaciones de esta naturaleza seguirían ocurriendo en la Escuela de Suboficiales de Policía General Manuel Belgrano. Según dicen, estos acosos y abusos, muchas veces sutiles y apenas perceptibles, sucederían desde hace mucho tiempo y las aspirantes que los sufren prefieren no denunciarlos por miedo a ser maliciosamente excluidas del curso. Son mujeres de entre 20 y 30 años, y a los aprovechadores habría que buscarlos entre los hombres que tienen predominancia sobre ellas. Las invitarían a “encuentros” o a salidas presuntamente de esparcimiento. Por supuesto, y de ser así, las mujeres “lindas o con cuerpos llamativos” serían las más presionadas y condicionadas, en un ambiente irrespirable imposible de no ser advertido por las autoridades.
Recordemos además, en el marco de múltiples causas judiciales que involucran a policías, la que tiene como imputado al ex ministro de Seguridad Alfonso Mosquera, quien será juzgado por varios posibles delitos, entre ellos abuso sexual con acceso carnal a una uniformada. También podemos recordar el calvario que sufrió en el año 2020 la policía Mariela Neira quien se atrevió a denunciar a su superior Mauricio Mielgo por permanentes abusos y hostigamientos con fines sexuales. Por semejante osadía, ella fue dada de baja y él increíblemente ascendido a director de la Departamental Marcos Juárez. Finalmente, Mielgo fue pasado a retiro, pero por enviar una carta documento al periodista que reveló la denuncias por el presunto acoso a Neira.
Sin dudas, son hechos, sospechas, comentarios y silencios demasiado delicados. De solo pensar sobre la posibilidad de que haya quienes cambien “notas por sexo”, surge una repulsión que debe ser rápidamente despejada con tantos controles e investigaciones como sean necesarias. Mientras tanto, la prudencia se impone porque sabemos que “entre los dichos y los hechos” suele haber trechos, a veces largos, y otra veces muy cortos. Por eso, nos permitimos preguntar: Estas denuncias mediáticas… ¿Serán verdaderas?