Como si fuera la ‘Play’
Hace algunas semanas, la Cámara Octava del Crimen condenó al policía Carlos Montoya a 12 años de cárcel y a la agente Marcela López a 6 años y 8 meses de prisión. Con jurados populares y por unanimidad, ambos fueron encontrados culpables de un casi gatillo fácil en Villa de Soto, el 21 de agosto del 2019. En un descampado, le dispararon a los jóvenes Brian Figueroa y Kevin Gonzáles. Al primero, el tiro de Montoya lo impacto cerca del corazón y de milagro Brian salvó su vida. A Kevin, dos balazos le silbaron la cabeza. Los policías dijeron que fueron «disparos intimidatorios», pero el tribunal llegó a la certeza de que tiraron a matar. De hecho, López le dijo a Montoya: «Quemalo, quemalo».
Pero, además, los jueces Ugarte, Jaime y Pérez Moreno, pidieron que se investigue a la mujer policía -ya que fue ella quien le disparo a Kevin Gonzales-, al médico forense Cristian Barrera y a otro personal policial por no haber preservado debidamente las pruebas, posiblemente en un intento por encubrir la verdad de lo sucedido. Esta misma Cámara del Crimen había juzgado el inolvidable robo comando de Nueva Córdoba, y en aquella sentencia pedía al gobierno provincial mejorar la preparación y capacitación de los policías. Ahora, como en un «ruego» y por segunda vez, vuelve a pedir exactamente lo mismo.
Sin dudas, ser policía no es un trabajo para cualquiera. No es un oficio sencillo y mucho menos en estos tiempos. De ahí a matar o a dispararle por la espalda a ciudadanos inocentes hay un larguísimo trecho. Montoya y López lo hicieron como si hubieran estado jugando en la play.
¡¡¡Ehhhhhhhh!!!
Las sorpresas suelen dejarnos con la boca abierta, para que un único sonido se escape con tanta elocuencia que no hace falta ninguna otra palabra. Los matices de la vocal ganadora se vinculan con un darse cuenta, con algo asombroso, increíble o shockeante.
¿Acaso se puede creer que un supuesto hecho delictivo ocurrido en el año 2003 todavía esté en la primera etapa investigativa?
Durante ese año, una denuncia explotó como una bomba en Tribunales y el periodismo cordobés de aquel momento se cansó de cronicar sobre una presunta estafa con servicios de adicionales en la Empresa Provincial de Energía de Córdoba, o sea la Epec. Más de un centenar de policías habrían cobrado por servicios nunca trabajados. Esto, por supuesto, generó una convulsión dentro de la Policía y el exfiscal Luis Villalba inició la investigación a máxima velocidad, tratando de romper un eventual pacto de silencio por parte de los acusados de estafa y, de hecho, los 123 imputados fueron pasados inmediatamente a situación pasiva. Pero, además, un comisario, un cabo y dos funcionarios de la empresa fueron detenidos. Según la denuncia, esos fraudes se habrían consumado entre octubre del 2001 y diciembre del 2002. El perjuicio se estimaba en $ 600.000 y en aquellos tiempos ocho horas de adicionales costaban $ 37.
Sin embargo, a poco de andar la investigación, se desinfló de una manera brutal y todos los imputados fueron reintegrados a sus trabajos, pero nunca jamás pudieron volver a hacer adicionales. Lo cierto que esta causa llegó hasta la Cámara de Acusación que ordenó fijar nuevamente los hechos. Al día de hoy, varios de los policías involucrados ya se retiraron y jubilaron, otros se murieron y algunos quedan aún en actividad sin haber sido sobreseídos. El fiscal Enrique Gavier investiga actualmente la causa.
O sea, ¡ya pasaron 18 años! Si realmente ocurrió una estafa, no hubo una sola condena. Si los policías son inocentes, cargan entonces con una cruz pesadísima desde hace casi dos décadas. Es verdad que la Justicia a veces está desbordada y se producen demoras lamentables… ¿pero 18 años?… ¡¡¡ehhhhhhhh!!!