Entre las sabias enseñanzas que nos dejó José Hernández en el Martín Fierro, surge a primera vista «Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de ajuera». Sin embargo, a veces el diablo mete la cola y por avaricia, competencia, celos, narcicismo, dinero, o por otras razones, la unidad se hace trizas y la hermandad encalla en algún naufragio final.
Hace algunos días, la Cámara Doce del Crimen condenó a tres años de cárcel en suspenso a Pablo Quijada, acusado de golpear en la cara a su padre Oscar y a su hermana Natalia; y con la ayuda de su hermano Hilario (beneficiado con una probation), de patear a su cuñado Nicolás. Por estas agresiones, Pablo fue imputado de lesiones leves y graves, e Hilario de lesiones leves. En este último caso, ofreció una reparación económica por $ 300.000 que fue rechazada por la denunciante. En lo que respecta a la condena de Pablo, será apelada ya que el querellante Claudio Orosz había pedido cinco años de prisión por tratarse de un caso de violencia de género.
Lo sucedido fue el final de una historia entre seis hijos, tres hombres y tres mujeres, pero con los dos mayores, Pablo e Hilario administrando muchos bienes de la familia, entre ellos Automotores Munich (la representante de BMW en Córdoba) y más de 10.500 hectáreas de campo productivo. El arreglo de la herencia ya se había formalizado y entonces los imputados ofrecieron comprar las partes a los otros cuatro. Cuando las firmas se estamparon en los contratos de la operación, entonces Pablo e Hilario soltaron sorpresivas burlas sobre sus hermanas diciéndoles que las habían estafado en «50.000.000 de dólares», algo difícil de probar por el tiempo transcurrido. Lo cierto es que esta manifestación desató el reproche paterno y la posterior golpiza, con un sadismo llamativo y propio de quienes se convirtieron en víctimas de su propia ambición. Como si fuera poco, y luego de «cantarles la burla en la cara» y de festejar ruidosamente la supuesta estafa, estos dos hermanos, y sólo ellos, brindaron con un Dom Pérignon.