Si la epidemia de femicidios no deja de sorprender, pasa lo mismo o peor todavía con los intentos fallidos que por distintas situaciones fortuitas no llegan a consumarse. En la Cámara 11 del Crimen comenzarán a juzgar a Damián Jesús Ruiz, de 62 años, imputado por homicidio calificado doblemente por el vínculo y violencia de género. La siniestra acusación que lo involucra, lo pone en el lugar de un casi asesino que erró al confiarse de una percepción equivocada.
Según la acusación, Ruiz llevaba un mes de convivencia con María Isabel Garay, de 57 años, en su casa de barrio Estación Flores. Durante la madrugada del 9 de julio de 2021, ambos comenzaron a discutir y ella fue a la cocina a tomar un vaso de agua. En esa circunstancia, el agresor la atacó con un objeto duro no determinado y le provocó un certero golpe en la cabeza. Ella, malherida y aturdida, sólo atinó a regresar al dormitorio y acostarse; fue allí cuando Ruiz le volvió a pegar en la cabeza, ocasionándole hundimiento de cráneo y dejándola inconsciente. Pero increíblemente fue esta situación la que le salvó la vida, ya que él la creyó muerta y rápidamente puso en práctica una coartada. Simuló un robo y a ella como víctima de los delincuentes, y por eso llamó a la hija de Garay, quien al arribar advirtió que su madre estaba viva y alcanzó a trasladarla al Hospital de Urgencias. Si bien Garay logró sobrevivir quedó con varias secuelas motrices y cognitivas irreversibles.
Para completar la mentira, Ruiz, que podría recibir una condena no inferior a los 10 años de cárcel, se provocó una lesión en el pecho. La prueba que lo involucra pareciera ser clara, incluso el fallido desenlace que le regaló a María Garay un «volver a vivir». Para ella, lo sucedido fue muy trágico pero con un final milagroso.