Entre el 8 y el 13 de diciembre, Nueva Delhi, capital de la República de la India, será sede de la 20ª sesión del Comité Intergubernamental de la UNESCO, instancia en la que el Cuarteto podría ser declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, iniciativa impulsada por la Municipalidad de Córdoba.
La candidatura ya figura en la lista representativa que será analizada durante esos días. Por eso las expectativas son altas: la música regional que identifica a Córdoba podría alcanzar un reconocimiento internacional que subraya su valor excepcional y su aporte a la identidad de la comunidad.
El proceso inició durante la gestión del gobernador Martín Llaryora y continuó su impulso el intendente Daniel Passerini con la presentación oficial ante la UNESCO realizada en 2024 por la Municipalidad de Córdoba y el Estado Nacional, tras la evaluación del expediente por parte del Comité Argentino del Patrimonio Cultural Inmaterial (CAPCI). El documento, titulado “Cuarteto, Música, Letra y Danza en la Ciudad de Córdoba”, reúne el trabajo de autoridades y especialistas iniciado en 2022.
La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, aprobada en 2003 durante la 32ª Conferencia General de la UNESCO, define el PCI como el conjunto de “usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas, junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes, que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural”.
Ese patrimonio, señala la UNESCO, es un proceso vivo: se transforma con el tiempo, se recrea según el entorno, las relaciones con la naturaleza y la historia, se transmite entre generaciones y sostiene la diversidad cultural y la creatividad humana.
Para integrar la lista representativa, los Estados deben demostrar no sólo la relevancia de la manifestación cultural, sino también las medidas previstas para su salvaguardia. En esa línea, la Municipalidad de Córdoba impulsó en los últimos años distintos talleres y espacios de reflexión sobre el valor sociocultural del Cuarteto.
Uno de ellos fue Juventudes, realizado en el IPEM N.º 11 Alberto Cognigni, donde estudiantes de 5° y 6° año debatieron sobre los sentidos que le atribuyen al género y compartieron sus saberes en torno a los bailes, las transformaciones y persistencias en las prácticas coreográficas.
Otro encuentro fue Familia Cuartetera, desarrollado en el Centro Cultural Alta Córdoba, que reunió a artistas, públicos, periodistas y personas vinculadas al género para conversar sobre su evolución, los modos de organización de las orquestas, los pasos de baile y las prácticas asociadas a la fiesta popular.
También se realizó el taller Cuarteto con Perspectiva de Género, en el Centro Cultural San Vicente, destinado a pensar el rol de las mujeres en la creación, producción y transmisión del género. A este se sumó Cuarteto y Democracia, en el Centro Cultural España Córdoba, centrado en los vínculos entre cultura popular, participación y vida democrática.
Argentina ya cuenta con tres elementos reconocidos como PCI: el Tango (2009), el filete porteño (2015) y el Chamamé (2020). En los próximos días, será el turno del Cuarteto de buscar su lugar en esa lista que reúne expresiones clave del patrimonio vivo mundial.
La historia y relevancia cultural del Cuarteto
El Cuarteto es un género musical bailable nacido en la ciudad de Córdoba en 1943, originalmente pensado para animar bailes populares. Su sonido combina expresiones criollas con géneros traídos por inmigrantes europeos, una mezcla que definió desde el inicio su identidad particular. Las primeras orquestas estaban integradas por piano, violín, acordeón, contrabajo y un cantante. En ese período, la participación de artistas como Leonor Marzano fue decisiva para su consolidación y expansión.
A partir de la década de 1960, el género incorporó ritmos caribeños, percusión afrolatina y secciones de vientos, lo que amplió su potencia sonora. El Cuarteto atravesó incluso la censura de la última dictadura (1976-1983) y logró sostenerse como una expresión central de la identidad cordobesa, con letras que suelen retratar, en clave picaresca, la vida cotidiana, el amor y la alegría.
Los bailes siguen siendo multitudinarios: asisten familias y jóvenes, y se realizan en distintos barrios de la ciudad, con orquestas que suelen contar con ocho o más músicos. Entre público y artistas circulan señas manuales que identifican a cada barrio, reforzando la pertenencia comunitaria.
También es conocido como tunga-tunga, onomatopeya que remite a su ritmo veloz en compás de 2/4, base que estructura la coreografía: a cada sílaba corresponde un movimiento de los pies. El baile puede organizarse en rondas o en parejas tomadas de la mano.
Hoy, el Cuarteto es un rasgo identitario profundamente cordobés. Atraviesa fiestas populares, celebraciones barriales, estadios de fútbol y reuniones familiares. Es, al mismo tiempo, música, danza, letra, memoria afectiva y vida cotidiana: un patrimonio vivo que continúa reinventándose.









