Desde Córdoba, Argentina, Hermanamientos Editora lleva ocho años tejiendo puentes entre las múltiples localidades que comparten el nombre Córdoba o Cordova alrededor del planeta. El fruto de esa búsqueda es De Córdoba a las Córdobas: Un viaje para el asombro, un libro que propone una mirada diferente: viajar no solo con los pies, sino también a través de los nombres.
El recorrido parte desde la Córdoba argentina, fundada en 1573, primera en América Latina en llevar esa denominación. Situada en el centro del país, nuestra ciudad se consolidó como polo cultural y académico, gracias a su histórica Universidad Nacional —la más antigua del país y la segunda de Latinoamérica—, y conserva la impronta colonial que le dio origen.
Bajo el lema “Cordova con V de viaje”, el proyecto retoma la antigua grafía utilizada en los siglos XVI y XVII, cuando la palabra se escribía con v. La Real Academia Española consolidó el uso de la b recién en el siglo XVIII, unificando la ortografía. En el libro, la elección de recuperar esa letra perdida no es casual: simboliza el viaje, el movimiento y la idea de vínculo entre territorios lejanos.
El equipo de Hermanamientos Editora reunió dieciocho ciudades homónimas de distintos continentes. En esta nota retomamos solo algunas de ellas, como muestra del modo en que un mismo nombre puede contener realidades sociales, culturales y geográficas muy diversas.
Córdoba, la académica, y Cordova, Tennessee: dos formas de crecer
En Estados Unidos, Cordova, Tennessee es la más poblada de las diez Cordovas del país. Nació como un pequeño pueblo ferroviario y hoy es una comunidad suburbana integrada al área metropolitana de Memphis. Con más de ochenta mil habitantes, se define como un centro residencial y comercial en expansión.
Si bien ambas comparten el impulso de crecimiento y el homenaje a la urbe española original, sus paisajes culturales son opuestos. La Córdoba argentina mira al pasado con sus iglesias coloniales y su vida universitaria centenaria; la Cordova estadounidense se proyecta al futuro con avenidas amplias, centros comerciales y barrios nuevos que reemplazan las viejas estaciones de tren.
Dos ciudades dinámicas, marcadas por la movilidad, pero con identidades que responden a tradiciones muy diferentes: una intelectual y patrimonial; la otra, moderna y suburbana.

El extremo opuesto: la Cordova más bella del norte
En el extremo norte del continente, Cordova, Alaska representa la contracara perfecta. Con apenas dos mil seiscientos habitantes, esta pequeña población costera se asienta entre montañas nevadas y el golfo de Alaska. A diferencia de la Córdoba argentina, no se llega por autopista sino por barco o avión.
Su vida cotidiana gira en torno al mar: la pesca del salmón y la preservación de los ecosistemas marinos sustentan su economía y su identidad. Donde nuestra Córdoba vibra con festivales, universidades y tránsito urbano, la Cordova del Ártico respira silencio, aislamiento y naturaleza. Ambas, sin embargo, comparten un espíritu de comunidad y orgullo local, prueba de que un mismo nombre puede encerrar mundos completamente distintos.

Un recurso para mirar, comparar y aprender
De Córdoba a las Córdobas no solo traza un mapa de coincidencias nominales; invita a pensar cómo la historia, la geografía y la economía moldean las identidades colectivas.
“El libro invita a emprender este viaje y descubrir, a través de pinceladas, dónde se encuentran, por qué llevan ese nombre y qué las hace únicas dentro del fascinante mapa de las Cordovas del mundo”, señalan los autores.
Este proyecto, nacido en Córdoba, funciona como un espejo: al mirar a las otras Cordovas, los lectores redescubren también la suya. Además, el acceso a la publicación es gratuito y abierto, y puede descargarse en línea en este link o desde la página de Hermanamientos Editora.
Un cierre, una mirada
En tiempos de fronteras y algoritmos, De Córdoba a las Córdobas nos recuerda que los nombres también viajan, que las palabras pueden tender puentes y que mirar el mundo “a través del nombre” es una forma de reconocernos en los otros.
Quizás por eso, este proyecto nacido en nuestra Córdoba no se limita a describir lugares: los conecta, los compara y los hace dialogar, como quien mira el mapa y descubre que, a veces, las distancias no se miden en kilómetros, sino en curiosidad.








