En el marco del Mes de la Mujer, «Mujeres en eco» se presenta como un espacio dedicado a resaltar el impacto y legado de mujeres influyentes en diversas áreas. A través de entrevistas exclusivas, análisis de sus obras y un recorrido por sus trayectorias, presentamos a mujeres que están dejando su huella en la historia, la cultura y la sociedad. Desde artistas y escritoras hasta referentes en Derechos Humanos, cada nota busca visibilizar su contribución única y destacar el poder transformador que tienen en la actualidad. Les invitamos a acompañarnos en este homenaje, donde la inspiración, la resistencia y la creatividad femenina resuenan con fuerza.
El rap, así como tantos otros géneros musicales, fue un espacio históricamente dominado por hombres, siendo limitadas e incluso silenciadas las voces y perspectivas femeninas. Aunque en los últimos años han surgido varias artistas que desafiaron esa tendencia y lograron abrir nuevos caminos, aún persisten barreras culturales y estructurales que dificultan el acceso y reconocimiento de las mujeres en este género.
La rapera colombiana Diana Avella es una voz feminista que hace algunos años está emergiendo en su género como una mujer influyente tanto en su país como en América Latina. Con más de dos décadas de carrera, Diana conquistó las tarimas fomentando la visibilidad de mujeres en el hip hop, siendo también una impulsora por los derechos de las mujeres y la equidad de género. En una entrevista a HOY DÍA CÓRDOBA, la cantante comparte sus reflexiones sobre ser una mujer en el rap, el poder de la resistencia y el impacto del feminismo en un género predominantemente machista.
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Los inicios: la música como supervivencia
Diana Avella comenzó a escuchar rap en 1996 y se unió activamente a la escena en 2002. Su historia no es solo la de una artista, sino también la de una joven que vio en la música una forma de supervivencia. «Era una niña pobre, de un sector muy marginal de Bogotá, con pocas oportunidades, hija de una madre soltera. Cuando empecé a escuchar rap, me pareció que era una posibilidad de vida. Siempre hago esta reflexión en torno a la supervivencia que te puede entregar el arte«, cuenta.
En 2010, lanzó su disco Nací Mujer, que se convirtió en un hito dentro del rap latinoamericano, siendo el primer larga duración de una solista en Bogotá. «Hablar de feminismo no era bien visto, de hecho todavía es un tabú. Pero en ese entonces fue uno de los primeros discos de América Latina en hablar abiertamente de esto», recuerda Avella.
En sus años de carrera, Diana se enfrentó a muchas injusticias y desigualdades como mujer en el rap, desde la invisibilidad hasta la hostilidad dentro de la misma escena. Según cuenta, todavía hay muchos de estos obstáculos que persisten: “No solo me pasa a mí, esto es un común denominador para muchas mujeres en el rap, y es que hemos sido objeto de múltiples comentarios, hostigamientos, mensajes, por parte de hombres de la misma escena. Pero creo que el desafío no es hacia los hombres del movimiento hip hop, es hacia el patriarcado en general«.

Transformaciones desde el arte y la política
Otra faceta muy importante en su vida es la militancia. «Toda la vida he militado en la izquierda de este país, abiertamente, no he sido solo simpatizante, he estado en las asambleas populares, detrás de la organización no solamente cantando y haciendo arte, sino militando”, asegura. Esto la llevó incluso a “tener que pagar el precio” siendo víctima de amenazas y persecuciones, como el perfilamiento militar y las amenazas de grupos paramilitares. «Ser una mujer con convicciones tiene todas las dificultades que tú te puedas imaginar. Entré a la militancia dispuesta a pagar ese precio», remarca.
A pesar de estos obstáculos, la convicción de que las mujeres están «altamente calificadas para todo lo que se nos asigne» sigue firme. Para la rapera, la historia de la humanidad y los avances sociales no serían los mismos sin la participación activa de las mujeres.
Diana fue una de las primeras mujeres en asumir roles de liderazgo en el movimiento, siendo un ejemplo de cómo el arte y la política pueden unirse para crear transformaciones profundas en la sociedad. «Asistí a muchos espacios populares y juveniles donde empecé a jugar roles de dinamización, de convocatoria y estructura. Eso me llevó a gestionar espacios culturales. Además de ser la artista que se sube a la tarima, muchas veces soy la gestora que inclusive se sienta con las entidades estatales a negociar, a gestionar puntos para el movimiento hip hop”, destaca.
Eva: una analogía con la pionera
A raíz de todas sus implicancias en gestiones culturales y tras ser la primera mujer coordinadora del festival de Hip Hop de América Latina y la primera jueza de la Red Bull en su país, Diana escribió Eva, que fue lanzada el 7 de febrero. La canción es, según sus palabras, «una reflexión más madura de ser una mujer con poder. Ya no desde la visión de Nací Mujer, donde luchaba por ganarme un puesto en la escena, sino ya siendo la jefa, la líder de diferentes procesos».
En la canción, Diana hace una analogía con la figura de Eva, quien históricamente ha sido vista como la culpable de todos los pecados de la humanidad. «Eva es la pionera de todas las mujeres rebeldes. Su lugar es indudable en la historia. Nadie duda del lugar revolucionario de Eva. Sin embargo, a ella le correspondió asumir la culpabilidad de todos los pecados de la humanidad.», explica Avella.
“Culpable como Eva, de ser pionera”, es la frase con la que empieza el rap, que refleja la exigencia social hacia mujeres que deben ser perfectas en un mundo imperfecto. “Eva es respuesta a ese sentir, es la pulsión vital y también representa la rabia que una como mujer tiene frente a muchos escenarios desiguales”, reflexiona.
No todo es negativo, han habido avances
Su experiencia como curadora de dos proyectos de gran importancia histórica en Colombia revela la doble cara de este campo. Mientras que en “Colombia en un Hip Hop” Diana fue reconocida por su trabajo en conjunto con otras mujeres, en el proyecto «Exposición Colombia Nación Hip Hop» la rapera fue invisibilizada, a pesar de que su tesis haya sido la base de muchos de los textos. “Yo estaba rodeada por hombres. Y si tú buscas en medios de comunicación, no vas a encontrar una nota donde yo aparezca como curadora, apenas me mencionaron en los créditos. La invisibilidad en los espacios de circulación y producción es infinita”, expone.
Sin embargo, Diana también tuvo reconocimientos genuinos por parte de sus colegas, lo que le mostró que poco a poco las normas establecidas están cambiando, especialmente con el apoyo de algunos hombres de renombre dentro de la escena del Hip Hop. La Etnnia y Valles-T son algunos de los que la nombran en sus raps, brindado respaldo y reconocimiento aún sin tener una relación cercana con ella. “He contado con la fortuna, que creo que no tienen ni siquiera muchos hombres, de ser respaldada por los raperos más importantes de este país”, destacó. Para ella, estos gestos de equidad representan un cambio real y significativo en la cultura del rap.
A corto y mediano plazo, Diana se enfoca en su próximo proyecto musical: un EP con colaboraciones de artistas que admira. Además, está centrada en la publicación de su libro La Revolución del Gueto, una investigación sobre el hip hop en Colombia. Finalmente, sus planes en la militancia siguen siendo la lucha por visibilizar a las mujeres en la escena. Su compromiso con la música, la cultura y la política sigue siendo tan fuerte como el primer día en que descubrió el rap.

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