Por Lucas Gatica
Jennifer Heisz estaba estudiando neurociencias. No estaba contenta en aquel momento y empezó a experimentar lo que ahora se conoce como “ansiedad severa”. Una amiga la motivó para que hiciera deporte. Y así fue como empezó a pedalear con una bicicleta desvencijada que le prestó otro amigo.
Fue ese episodio el que la llevó a cambiar su tema de investigación y terminó dirigiendo el laboratorio NeuroFit, en la Universidad McMaster, de Ontario, donde estudia la interacción de la salud física y emocional, intentando entender cómo el ejercicio ayuda a evitar y combatir la depresión, el estrés, la ansiedad y otras afecciones de la salud mental contemporánea.
El libro “Move the Body, Heal the Mind” (Mueve el cuerpo, sana la mente), que nació de aquella experiencia ciclista y sus posteriores investigaciones, se adentra en el mundo del ejercicio y la salud mental y relata su propio viaje desde la inactividad y las caídas emocionales en serie, hasta el entrenamiento de triatlón y la paz mental conseguida.
Los humanos somos una especie que hemos modificado el mundo basándonos en nuestras preocupaciones y necesidades. Por ejemplo, el descubrimiento azaroso de la agricultura nos permitió que nos asentáramos, creáramos ciudades y nos dio tiempo libre al no tener que estar ocupándonos exclusivamente en la búsqueda de alimentos. Sin embargo, ese hecho también trajo aparejado una disminución en la variedad de la dieta, al estar ligados al cultivo determinado, y mayor sedentarismo.
El derrotero del siglo XX, y lo que va del XXI, nos muestra la aparición, mutación y profundización de viejas y nuevas enfermedades como la diabetes y la obesidad, empujadas por un contexto sedentario, de consumo desbocado y donde todo lo podemos realizar a golpe de click.
Los últimos datos a nivel mundial señalan que cada año mueren un millón y medio de personas por diabetes, una enfermedad que no tenía incidencia en las sociedades preindustriales. Heisz, especialista en salud del cerebro, con su libro viene a decir que todas estas enfermedades y padecimientos pueden ser combatidos con un arma imprescindible: el ejercicio físico.
El libro aúna relatos de personas que han sido transformadas por la práctica deportiva y justificaciones sin argumentos sólidos de personas que creen que el ejercicio les ayuda a vivir más y mejor, con explicaciones científicas del por qué el moverse puede ser una actividad transformadora.
Además, la autora va aportando datos y mostrando estudios sobre la correlación entre deporte y salud mental. Así, un estudio publicado en la prestigiosa The American Journal of Psychiatry mostró que al menos un 12% de los futuros casos de depresión se podrían evitar si se hiciese ejercicio leve o moderado al menos una hora a la semana.
La propia Heisz cuenta cómo la actividad deportiva, que comenzó a sus 40 años, fue el elemento fundamental que la sacó a flote en un momento de crisis y en plena ruptura amorosa.
No hay dudas de que la salud mental es un tema complejo en el que confluyen factores culturales, sociales y biológicos. De igual modo, es indudable que desconocemos en gran medida los factores personales que pueden colaborar en sanar o los tratamientos más acordes y eficaces de tratar determinados padecimientos.
A lo largo del libro, Heisz escribe sobre los beneficios y ganancias del ejercicio para las actividades cotidianas, como rendir más en el trabajo, dormir mejor o esquivar de las adicciones. En definitiva, que el movimiento puede ser un aliado a la hora de ordenar la vida.
Más allá de eso, comenzar una actividad deportiva siempre es dificultoso y se hace cuesta arriba. Así lo reconoce la investigadora, que apunta que 40% de las personas que comienzan a hacer ejercicio lo dejan al cabo de los tres meses.
Una de las cuestiones complicadas a la hora de hablar de relación entre ejercicio y salud es que no resulta fácil encontrar efectos causales claros. Es decir, ¿cómo estar seguros de que el deporte es la causa de la mejora en la salud mental? Si bien diversos estudios concluyen que el ejercicio tiene efectos de tipo ansiolíticos o antidepresivos, no resulta del todo clara esa relación.
El libro roza de forma liviana la denostada Psicología Positiva y cierto optimismo irreal: “Estarás completamente equipado con una serie de habilidades para el ejercicio que te ayudarán a lograr más resistencia, una perspectiva más positiva, a estar más centrado, ser más productivo y tener relaciones más satisfactorias. ¡Sí, puedes tenerlo todo!”. Aunque también puede ser una exaltación y puesta en valor de la práctica deportiva y el ejercicio como estimuladores de la salud.