Miles de personas en los asientos y decenas de miles frente a la televisión. Durante la séptima luna coscoína, pasadas las 23, Hugo Rivella, vestido de negro, entona los versos del poema “Mensaje urgente para la mujer que amo”, en el Anfiteatro Atahualpa Yupanqui de Cosquín. De esa forma, El Encuentro Nacional de Poetas marca presencia en el festival mayor.
Hugo Francisco Rivella nació en Rosario de La Frontera, una ciudad del noroeste de Salta, en 1948. Llegó a la ciudad de Córdoba, hace más de 50 años. Sin embargo, aún mantiene un acento norteño que lo acerca a esa lejana localidad. De su voz se desprende un cálido interés por la poesía así como una memoria vivaz, capaz de ir mencionando autores sin ningún tipo de titubeo: Almafuerte, Gelman, Galeano, Lara, son algunos de los nombres que plasma en el diálogo.
La llegada de Rivella a la Docta fue para estudiar medicina. “En esa época era medicina o ingeniería”, recuerda. Su madre vendía empanadas para mantener sus estudios. Llegó hasta cuarto año para luego incursionar en el periodismo. Aquí se hizo poeta. Asume que tuvo suerte, pero que esa fortuna está acompañada de trabajo y ligada a la lectura. El poeta salteño comenzó a hacer pública su obra, de forma constante, a partir de 2008. Rivella ya tiene en su haber 20 libros publicados y más de 70 trabajos inéditos. Tal como describe, su pasión es escribir, no publicar. Visibilizar los trabajos obliga a una profunda cavilación. “El verdadero holocausto de los poetas es la corrección”, admite.
Su pluma le sirvió para obtener múltiples distinciones en el orden nacional e internacional, como el Certamen Internacional de Poesía, Verso Digital de Andalucía (2009), el Internacional Jaime Gil de Biedma y Alba, (2010), el Internacional de Poesía Gilberto Owen Estrada, México (2011), el Nacional de Poesía Provincia de Córdoba (2016), el Internacional Rubén Darío (2016), o el Internacional Leonor, España, (2018), entre muchos otros.
El Encuentro Nacional de Poetas con la Gente es una de las actividades que colinda con el Festival Nacional de Folklore de Cosquín. Este año, el ciclo poético llegó a su edición número 22. La actividad se extendió desde el lunes 22 de enero hasta el sábado 27, en la Escuela Julio Argentino Roca, de esa localidad: “El patio de los poetas”. Hugo Francisco Rivella estuvo a cargo de la coordinación del evento, tarea que asumió hace unos diez años. Un proyecto que se sostiene con “la piel y el cuerpo”.
HDC: ¿Qué balance hacés de esta edición del Encuentro Nacional de Poetas?
Hugo Rivella (HR): Yo siempre sostengo que uno termina de ser cuando el otro te define. Entonces, cuando veo la repercusión que ha tenido este encuentro en los propios poetas, me alegra como ha crecido la camaradería y cómo se han entablado nuevas relaciones. El dato es cómo creció el encuentro y la posibilidad que tuvimos en la organización, de presentar voces distintas. El balance que uno da es por un lado positivo, por la elección y por la comunicación que se establece entre los poetas. Por otro lado es muy importante también, por la mirada que el Encuentro depositó en nosotros, la confianza: en este caso de la Municipalidad de Cosquín, quienes estaban bastante contentos por la repercusión. Además, por primera vez logramos, después de muchos años, la presencia de la voz, en el Festival Mayor, en el anfiteatro Atahualpa Yupanqui.
HDC: El Festival de Cosquín tiene muchas actividades y la plaza Próspero Molina se destaca por los espectáculos de música y danza folklórica. ¿Qué importancia tiene el hecho de incluir a la poesía y que esta tenga un espacio?
HR: La repercusión ha sido muy grande, nos felicitaron colegas de todos lados, así como también, Damián Torletti, programador del festival. Eso es un pequeño mimo a una iniciativa que es de carácter individual pero que tiene un resultado social. Creo que la poesía también es el acto más caro de la demencia. La poesía tiene la magia de que la creación es íntimamente solitaria y termina de ser social cuando el poema es leído. La presencia en el festival es importante porque hay un número de personas que lo ve en el escenario y otro gran número que lo visualiza en la transmisión. Eso ayuda a que se siga haciendo y que nuevos poetas se acerquen para las próximas ediciones.
HDC: La interpretación que hace el lector u oyente, ¿forma parte de la obra?
HR: El sentido de la poesía es muy fuerte. Entonces la interpretación, me parece que es poder ubicar lo que la palabra lleva, y dejar parte del corazón en esa mirada, en esa exposición del poema. La poesía tiene mucha llegada, por algún lado te sensibiliza. Al compartir un poema, ya no te pertenece más. Lo maravilloso es que alguien pueda apropiarse de esa obra.
HDC: Sobre ese proceso de apropiación ¿qué lugar ocupa la poesía y la literatura en el desarrollo humano?
HR: Nada se hace sin una reflexión interna de locura, sin la palabra contundente. El escritor Gonzalo Arango decía que la palabra es poder y dar poder, por eso es corrosiva. Si vos te apoderás de la palabra es cierto que te apoderás del pasado y si sos dueño del pasado, te apoderás del presente y si apoderás el presente, la palabra se apodera del futuro. La palabra, se produce en lo más hondo de la persona. La cultura es ese discurso que necesitamos para entendernos como sociedad.
HDC: Sobre tu trabajo: ¿qué hay a la hora de escribir? ¿cuál es la esencia?
HR: Todo está en nosotros. Las vivencias cotidianas y que a veces nos asombran. Lo que descubres detrás de una mirada; el gesto de las personas que te quieren; el fastidio; los otros escritores y los análisis críticos que se hacen.
HDC: ¿Somos una persona distinta al terminar de leer? ¿La escritura tiene de verdad esa potencia transformadora?
HR: Es que cuando llega algo interesante es como si te acompañase la mirada. Cuando lees algo, cuando hacés una buena nota, cuando aciertas a una reflexión, sos otra persona. Todos los libros que hacemos son para hacernos distintos. Para sumar cosas a nuestro sentir.