Random House compila en “Gente que habla dormida” (2022), el último volumen de relatos inéditos de Luciano Lamberti, “Pequeños robos a la luz de la luna”, junto con sus dos primeros hits de su período independiente: “El asesino de chanchos” y “El loro que podía adivinar el futuro”.
Es hoy casi una tarea superflua presentar a Luciano Lamberti, ya que el autor oriundo de San Francisco que vivió durante más de una década en Córdoba y que actualmente reside en Buenos Aires: es uno de los principales representantes de la narrativa de horror nacional. Junto a Mariana Enríquez, son la punta de lanza en lo que hace a narrativa de género consagrada, pero, a su vez también representa el realismo minimalista, al lado de Samanta Schweblin, y cierta sordidez rural junto a Federico Falco. Porque la literatura de Lamberti se podría componer de esos tres colores básicos: terror costumbrista, minimalismo carveriano y truculencia campestre.
El nuevo conjunto de relatos inéditos que aporta este volumen –titulado “Pequeños robos a la luz de la luna”– viene a ser una suerte de síntesis superadora entre los estilos de los dos libros anteriores. “El asesino de chanchos” presenta a Lamberti como autor de realismo sucio, mostrándonos los pueblos de inmigrantes piamonteses plagados de pequeñas historias de locura y violencia, a medio camino entre el western norteamericano con las historias de la selva de Horacio Quiroga.
En “El loro que podía adivinar el futuro” ya aparece el Lamberti escritor de terror, ese que se asocia a Stephen King, y se coloca a Mariana Enríquez al frente de toda una generación que tributa los tópicos del género con suerte dispar. Es este el libro consagratorio, en el que se incluye su relato más leído, titulado “La canción que cantábamos todos los días”.
“Pequeños robos a la luz de la luna” juega con ambos extremos, permitiéndose alternar pequeñas microhistorias junto con relatos más complejos, en los que se presenta todo el conjunto de la imaginería lambertiana: los asesinatos impulsivos, las maldiciones familiares, amores retorcidos, venganzas, obsesiones perturbadoras, la decadencia económica de los pequeños poblados, los rituales machistas atávicos.
Luego del éxito de estos dos primeros volúmenes en el circuito de editoriales independientes, daría el paso a las grandes ligas con “La maestra rural” (2016), su primera novela, “La casa de los eucaliptos” (2017), una entrega de historias que profundizan en el horror sobrenatural, y “La masacre de Kruger” (2019), su segunda y mejor novela.
De alguna manera, “Gente que habla dormida” es el rescate de esa etapa independiente, sumado a un extenso surtido de historias inéditas (para felicidad del lector, los cuentos nuevos ocupan casi la mitad de las páginas) que permiten hacer una retrospectiva desde otra mirada, ya que no en vano están colocados los textos nuevos por delante de los más antiguos.
Como dice Federico Falco en la solapa del libro “Con cada macabra ironía, Lamberti sintoniza las pesadillas de la pampa gringa y vuelve literal la idea de pueblo chico, infierno grande”. Las ficciones del autor oriundo de San Francisco plantean juegos con la idea del absurdo de la existencia humana: desde personajes que matan por aburrimiento hasta vecinos que consagran su vida a una actividad absurda, desde el racismo del piamontés asentado en el interior a la deshumanización causada por el aislamiento.
Las historias de Lamberti construyen –libro a libro– un mosaico inmenso y variopinto que sirve de registro a los prejuicios y taras de los argentinos, mientras que, a su vez, dibuja teoremas y variaciones sobre los patrones universales de comportamiento humano que ocuparon a los grandes clásicos.
Luciano Lamberti (San Francisco, Córdoba, 1978) Licenciado en Letras (UNC). Ha publicado los libros de cuentos El asesino de chanchos (Tamarisco, 2008; Nudista, 2014), El loro que podía adivinar el futuro (Nudista, 2012), La casa de los eucaliptus (2017); las novelas La maestra rural (2016) y La masacre de Kruger (2019, finalista del Premio Filba-Medifé) y Los abetos (China Editora, 2020); el libro de notas Plan para una invasión zombie (China, 2018) y el de poemas San Francisco (China, 2014). Actualmente vive en Buenos Aires, donde dicta talleres de escritura creativa.