Con suma consternación por parte de familiares, personalidades de la política y del deporte, y con un gran desborde de gente, se realizó ayer el masivo adiós a Diego Armando Maradona en el velatorio desarrollado en la Casa Rosada. El féretro de la leyenda del fútbol mundial salió de una casa velatoria ubicada en el barrio de La Paternal y llegó a la Casa Rosada.
Allí ya esperaban su exesposa Claudia Villafañe y sus hijas Dalma y Gianinna para dar inicio a un velatorio íntimo en el Salón de los Pueblos Originarios, a cajón abierto para sus familiares directos, amigos y excompañeros autorizados. Luego ingresó la expareja Verónica Ojeda, con su hijo Diego Fernando; pero no pudo hacerlo la última novia del astro, Rocío Oliva, por no figurar en la lista de las personas autorizadas por la familia.
A las 6.17 las puertas de la Casa de Gobierno fueron abiertas para las miles de personas que aguardaron en Plaza de Mayo para despedir al ídolo. El presidente Alberto Fernández llegó a la Casa Rosada, desde la Residencia de Olivos, y se dirigió al hall de entrada de calle Balcarce 50, donde se desarrollaba el velatorio abierto al público.
Acompañado por la primera dama, Fabiola Yañez, y funcionarios del Gabinete nacional, el Presidente saludó a la familia Maradona, se acercó al ataúd visiblemente conmovido y colocó sobre él una camiseta de Argentinos Juniors y dos pañuelos blancos, símbolo de la lucha de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y los organismos de derechos humanos. Cristina Fernández de Kirchner, quien fue recibida por el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, y por Kicillof; y de inmediato se dirigió al hall donde se dispuso la capilla ardiente.
La Embajada de Italia en Buenos Aires colocó sobre el ataúd camiseta del Napoli con el número 10, junto a la camiseta de la Selección Nacional, a la de Boca Juniors y a la de Argentinos Juniors. Poco antes de las 14 los jugadores de Gimnasia y Esgrima de La Plata y los ayudantes de Maradona, Sebastián Méndez y Adrián González, ingresaron, se pararon en una especie de semicírculo, desplegaron una bandera con la figura del astro y la leyenda Somos el Pueblo» y durante unos 15 minutos quedaron frente al féretro, con flores azules y amarillas en las manos, en llanto.