La decisión de Marcelo Bielsa de excluir a Agustín Canobbio, delantero del Athletico Paranaense, de la convocatoria de la selección de Uruguay para los partidos de eliminatorias sudamericanas de septiembre contra Paraguay y Venezuela, activó una fuerte polémica en torno a la gestión del DT rosarino. Mientras el jugador apenas se refirió a su disconformidad con el trato que recibió durante la Copa América 2024, el escándalo escaló cuando el periodista Diego Jokas reveló que Canobbio, supuestamente, se sintió maltratado al ser utilizado como “alcanzapelotas” durante un entrenamiento.
Ante esta acusación, Bielsa respondió en una conferencia de prensa, visiblemente molesto: “Eso de alcanzapelotas pregúntenle a Canobbio porque es una ofensa tan grande hacia mí y hacia él… Pregúntenle a él si alguna vez ofició de alcanzapelotas. A él o cualquier convocado”. Y agregó: “No sé cómo una afirmación tan despectiva para todos, para mí como conductor y para él como destinatario de la orden, simplemente se basa en un trascendido. Porque usted no me está diciendo: ‘Mire, me dijo tal persona que vio que usted hacía tal cosa’”, le contestó el “Loco” al periodista que le consultó sobre el tema. “Canobbio no lo dijo, pero yo lo sé”, dijo el periodista uruguayo.
Este cruce entre Bielsa y la prensa uruguaya evidenció la presión que existe en torno a las decisiones del entrenador, y cómo el manejo del grupo dentro de la selección puede generar tensiones, especialmente en contextos de alta competencia como las eliminatorias mundialistas.
Lo llamativo es que Uruguay está realizando unas eliminatorias muy buenas en las que ocupa el tercer puesto de la tabla, solo por debajo de la selección argentina, a la que le ganó 2 a 0 en la Bombonera en noviembre pasado, un mes después de derrotar a Brasil por idéntico resultado en el Maracaná, y Colombia.