Las negociaciones que la Argentina mantiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI) avanzan con una expectativa de que el programa que se acuerde tenga un «apoyo social amplio» que le otorgue «credibilidad y fortaleza», y que de la misma manera cuente con el involucramiento del Congreso, afirmaron fuentes gubernamentales.
«Hay expectativa de que el programa tenga un apoyo social amplio» aseguraron las fuentes oficiales consultadas sobre la marcha del diálogo con el FMI, al señalar que los funcionarios del organismo «no están mirando la dinámica de la fuerza política, sino de qué manera se consigue un consenso suficientemente alto que dé credibilidad y fortaleza al programa que se cierre».
La Argentina está renegociando una deuda con el FMI por unos 45.000 millones de dólares como consecuencia de un préstamo stand-by, otorgado durante la gestión del expresidente Mauricio Macri, en 2018.
En medio de esas negociaciones, en el Gobierno se insistió con que la Argentina «no va a entrar en un programa con el Fondo que vaya a perjudicar a los argentinos», y se destacó que «el programa es el final del proceso con el involucramiento del Congreso de la Nación y es fundamental porque va a impactar en el futuro de los argentinos».
«Ir al Congreso fue idea nuestra y ha tenido buenas reacciones en el mundo. El FMI va entendiendo las particularidades de Argentina y sus restricciones y la misión técnica tiene mayor nivel de comprensión de la realidad argentina y las limitaciones de la pandemia y crisis que recibimos», destacaron las fuentes.
En relación con los tiempos de negociación, en el Gobierno se insiste en que «es un proceso donde los resultados llegan al final del proceso de discusión de la problemática, de los diagnósticos».
En ese sentido se aseguró que «no se está apurando ni ralentizando» el proceso de negociación, sino que tiene que ver con «un proceso natural con las dificultades de hacerlo en una pandemia».
«Nosotros creemos que el trabajo se tiene que hacer bien, no rápido y para hacerlo bien tiene que tener discusiones y elementos técnicos que den lugar a eso», se explicó en los despachos oficiales al tanto de la negociación.
En este punto, se citan las palabras del ministro de Economía, Martín Guzmán, cuando asevera que «el programa es de Argentina y hay un problema común (con el FMI) que es el programa fallido de 2018 que se debe arreglar, que no funcionó, y fue más parte del problema que de la solución».
«Tenemos que poder mirar hacia adelante y tener en claro hacia dónde ir. Esto se soluciona saliendo, no quedándose en el problema y.en este marco hay que hacer las cosas de vuelta, bien y con cuidado», se agregó,
En referencia al esquema de pagos, las fuentes son categóricas al señalar que «históricamente hay vocación de pagar, no de no pagar y dentro de las condiciones que impone la pandemia se debe encontrar la forma de poder pagar y salir de este atolladero».
Finalmente, y para despejar dudas respecto de las obligaciones que asuma el país, las mismas fuentes señalaron que «cualquier paquete del programa se define al final del programa. No hay puntos intermedios de transferencias o adelantos a cuenta de».
«No existe y es correcto que así sea porque el programa es una integralidad. Tiene que ver con las políticas, con las medidas, con los objetivos y las metas plurianuales. Es en el final del camino», sentenció.