La profundización de la crisis social en el inicio de la gestión de Javier Milei llevó a que el 55% de la población de Argentina se encuentre bajo la línea de la pobreza al cierre del primer trimestre del año, mientras que la indigencia se disparó hasta el 18%, según las estimaciones del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA). Se trata de las cifras más altas desde 2002, en la hecatombe post-crisis de 2001.
El director del ODSA-UCA, Agustín Salvia, explicó que con el shock de precios producido por la devaluación de diciembre y la consecuente caída de los ingresos reales en el inicio de la gestión de Milei, se produjo un fuerte aumento de la pobreza, la cual habría llegado a un pico del 58% de la población en febrero pasado.
“A partir de dicho mes deviene una caída de la inflación y empieza a haber mejoras en las remuneraciones, incluso actualizaciones en los haberes jubilatorios y en los programas sociales. Esto hizo que la pobreza se estabilice en torno al 54% y 55% en el primer trimestre.
En abril y mayo cayó levemente, pero de manera muy heterogénea”, sostuvo Salvia, quien explicó que “en realidad el mayor problema ahora tiene que ver con la indigencia, porque la duplicación de la Asignación Universal por Hijo (AUH), la Tarjeta Alimentar y el plan de los 1.000 días es una compensación al aumento de la inflación, pero en un contexto de caída del nivel de actividad y de mucha recesión los sectores informales, los cuentapropistas, autónomos y pequeñas empresas familiares o microemprendedores locales ven reducido su nivel de trabajo y la cantidad de horas trabajadas, lo cual baja también su remuneración. En este sentido, la indigencia habría llegado al 18% de la población en los primeros tres meses del año”, completó Salvia.
Si bien el especialista consideró que en los últimos meses “se estabiliza el nivel de pobreza” en torno al 55%, al mismo tiempo alertó que “la situación se agrava en los sectores informales más pobres, en donde la asistencia social ya no alcanza y la reducción del nivel de trabajo produce un desgaste en los ingresos que hace que esos hogares que ya estaban bajo la línea de pobreza caigan en situación de indigencia”. “Es más fácil que bajen los niveles de pobreza que los de indigencia en este contexto”, precisó Salvia, quien al mismo advirtió por las consecuencias de la recesión: si “se produce un shock de desempleo” por el cierre de pequeñas y medianas empresas, “se agravarán tanto la pobreza como la indigencia”, completó.
Por otro lado, el Observatorio del de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) calculó que la tasa de pobreza se sitúa levemente por encima, en torno al 56% de la población, por “la disminución del poder adquisitivo de la población y, en menor medida, con el aumento de la tasa de desempleo”, según informó Fernando Molina, economista e investigador de la casa de estudios. En cuanto a la indigencia, para el primer trimestre el Observatorio estimó que se encuentra en torno al 22%.
“La pobreza se va a mantener alta porque la Canasta Básica Total sigue subiendo: en abril aumentó 307,2% interanual cuando el salario informal, que es la principal fuente de ingreso de los pobres, viene creciendo a razón de 130% anual. Esto mantendrá alta la pobreza en el 2024, completó Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa).