Un equipo dirigido por el científico de materiales Ting Xu, de la Universidad de California en Berkeley, afirma haber desarrollado un plástico que es realmente biodegradable.
Este nuevo tipo de plástico contiene partículas enzimáticas incrustadas que descomponen el material casi por completo en sus componentes en cuanto se activan. El equipo de Xu presenta estos resultados en la revista Nature.
Durante la producción del plástico, la enzima especialmente desarrollada se incrusta en el material en forma de diminutas nanopartículas. Un avance decisivo en su desarrollo es una cáscara protectora que rodea las enzimas y evita que se desintegren prematuramente.
Los investigadores probaron su método con dos tipos de plástico biodegradables, los poliésteres policaprolactona (PCL) y polilactida (PLA). El agua del grifo calentada fue suficiente para destruirlos, ya que disuelve la cáscara protectora de las enzimas, que degradan casi por completo el PCL en un día a 40 grados Celsius y el PLA tras seis días en un baño de agua a 50 grados.
Estas condiciones también se dan en las plantas de compostaje profesionales. Aquí, según las pruebas iniciales, el material desapareció tras un periodo de tiempo comparable. El ácido láctico producido por la degradación del PLA podría servir como nutriente para los microbios del compost. La enzima finamente distribuida también garantiza que el plástico se descomponga completamente y no se desintegre en microplásticos.
Por otro lado, si el plástico sólo se expone a poca humedad o calor en la vida cotidiana, permanece estable. Xu y su equipo demostraron que el plástico no se había disuelto significativamente incluso después de tres meses en agua a 37 grados.
El PLA se utiliza a menudo en los envases, pero también es un material muy utilizado por las impresoras 3D. En tanto, el PCL se utiliza principalmente en el sector médico, por ejemplo, en medicamentos y vendajes. En principio, nada impide que la misma tecnología se aplique a otros plásticos.
El equipo está trabajando actualmente en la modificación de las cubiertas protectoras. Uno de los objetivos es detener la degradación del plástico en un punto determinado para que no se destruya por completo, sino que pueda refundirse y reciclarse.