Un italiano de la región de Piamonte quiso burlar a las autoridades sanitarias intentando recibir la vacuna en un falso brazo. El hombre necesitaba el pasaporte sanitario para transitar, pero no quería que lo inocularan, por lo que ideó una trampa.
Se presentó con un brazo hecho de siliconas, al centro de vacunación de Biella, en Piamonte. Pero no contaba con la perspicacia de la enfermera, que notó en seguida el engaño.
En un principio, al ver que la piel era sintética y que era un falso brazo, la mujer supuso que se trataba de una prótesis. Pero pensó que quizás el hombre había sufrido la amputación de su extremidad, y se había confundido a la hora de poner el brazo para recibir la inyección.
Sin embargo, no le quedó más remedio que sospechar, cuando le pidió el otro lado y el hombre le ofreció otro brazo falso de silicona, exactamente igual que el anterior.
“Me di cuenta en un instante de que el hombre que tenía delante estaba tratando de eludir la vacunación mediante una prótesis de silicona en la que esperaba que yo, sin saberlo, le inyectara el medicamento”, explicó la empleada sanitaria, Filippa Bau, al Corriere della Sera. Cuando la mujer le reclamó al hombre que le diera el brazo verdadero, el sujeto quiso convencerla de “pasarlo por alto”, pero la mujer se negó a seguir con esa farsa.
Cuando llamó a sus superiores para informar esta irregularidad, el hombre admitió el engaño: explicó que usó el falso brazo porque necesitaba conseguir el nuevo certificado sanitario reforzado que sólo se le da a quienes hayan pasado la enfermedad o estén vacunados. Esta documentación será requerida para el ingreso de bares, restaurantes, locales de esparcimiento o edificios públicos.
El caso fue informado a la fiscalía que labró las actas necesarias, y el presidente de la región del Piamonte, Alberto Cirio, advirtió de “la gravedad de este gesto”. El funcionario resaltó “el sacrificio” que significó la pandemia en cuanto “a vidas humanas y costos sociales y económicos”.