Stanley Donen fue un hombre de mucha importancia para la industria del cine hollywoodense y falleció el pasado sábado a los 94 años. La noticia fue confirmada por uno de los hijos del artista. El cineasta y coreógrafo fue el hombre detrás de grandes títulos como “Cantando bajo la lluvia” (1952) y “Charada” (1963).
Donen comenzó a bailar a los 10 años luego de ver “Flying Down to Rio”, película en la que actuaba Fred Astaire. Allí se dio cuenta que podía dedicarse a sus dos pasiones.
Su debut fue a sus 25 años cuando logró llegar a la Meca del cine como asistente personal de Gene Kelly con quien se había conocido en Broadway. Junto a Kelly trabajó primero como bailarín y luego como coreógrafo de sus cuerpo de baile. En 1949 sacó su primera película titulada “Un día en Nueva York” con la codirección del mismo Kelly. En este proyecto le tocó tener a cargo no sólo a su mentor, sino también la excelencia de Frank Sinatra. Al Trabajar con estos dos exponentes, Donen se topó con las dificultades y beneficios de trabajar con estrellas de gran calaña, pero supo demostrar tener la cintura suficiente para poder hacerlo.
Con varios años de carrera pudo crear obras influyentes. “Siete novias para siete hermanos” (1954), “La cenicienta en París” (1957), “Un camino para dos” (1967) y “Échale la culpa a Río” (1984) fueron otros título que llevaron a director y bailarín a ser una figura destacada del cine norteamericano.
Stanley tuvo que padecer durante su infancia y parte de su adolescencia el estigma de ser parte de una familia judía de Colorado del Sur, lugar donde nació en 1924.
Los trabajos en comedia musical de Donen fueron ignorados por la Academia de Hollywood que sólo le entregó un Oscar Honorífico en 1997 por “una obra marcada por la gracia, la elegancia, el ingenio y la innovación visual”. Su magnificencia también fue dejada de lado por otras instituciones dado a que nunca recibió ni una sola nominación para los Globo de Oro. Estos datos refieren a la relatividad y subjetividad con que los jurados de estas academias eligen a los posibles ganadores.
En una de sus citas más recordadas, Stanley Donen decía: “Para mí, dirigir es como el sexo: Cuando es bueno, es muy bueno; pero cuando es malo, aún es bueno”. La frase deja ver en ver el empeño y amor que le ponía a sus trabajos tanto como director y coreógrafo.