Por Nazarena Marconi
Luego de realizar seis funciones con un total de 1.200 espectadores, regresa la obra titulada Luz de sala”, creada y dirigida por Lisandro Ferreyra tras la inquietud de fusionar el teatro con el estudio holístico del autoconocimiento.
Se trata de un nuevo género teatral denominado Teatro del autoconocimiento” llevado a cabo a partir del eneagrama de la personalidad. Es una manera distinta de verse reflejados a partir de un otro que representa conductas y formas que muchas veces se llevan a cabo.
El público no sabe si lo que está pasando es de verdad o realmente están ensayando una obra. La ocurrencia de que todo transcurre con luz de sala como si fuese un ensayo, la previa a una función, el backstage de un espectáculo o el detrás de escena de una obra, hace de luz de sala una comedia real como la vida misma”, adelanta la sinopsis.
En diálogo con Lisandro Ferreyra, creador de Luz de sala”, nos comentó de qué se trata este nuevo género teatral y qué cree que hace falta en el teatro cordobés.
HDC: ¿Cómo surgió la idea de actuar sobre el Eneagrama?
LF: Hace 30 años que hago teatro y me pareció muy interesante poner el eneagrama en escena a la hora de construir un personaje ya que encauzarlo en un eneatipo nos permite que la personalidad se geste más rápido y uno puede trabajar sobre algo más sólido. Soy amante del eneatipo y me pareció muy interesante ponerlo en mis clases y talleres. Vi que funcionaba muy bien y decidí volcarlo a una obra de teatro”.
HDC: ¿Cómo lograste esa fusión del teatro con el estudio holístico?
LF: Me pareció interesante esto de la pregunta si el teatro ¿es terapia o no es terapia?, y como un estudiante, amante de la psicología, actor y director de teatro me pareció genial fusionar por ese lado. La unión se logró en las clases al volcar numerología, astrología, horóscopo chino y constelaciones. Es una herramienta de autoconocimiento no solamente para el público, que se va a sentir identificado, sino para los actores. A cada uno de ellos les dí un eneatipo diferente, una numerología y un signo astrológico para que pudieran construir y a su vez, les di en base a lo que ellos tenían que trabajar personalmente. Particularmente, el teatro también ayuda mucho a saber quiénes somos, es una búsqueda de nosotros mismos, ponernos en el lugar de otro personaje también nos ayuda a conocer como es la vida desde otra mirada. El público sale fascinado de la obra porque se encuentra con las actitudes de cada uno y de ahí lo que tiene que trabajar. Es una comedia para reírse pero también deja como mensaje hacerse cargo de cada uno para poder empatizar con el otro”.
HDC: A la hora de crear nuevas obras, ¿pensás mucho en lo que el público quiere ver?
LF: Sí, es el primer foco. Hoy como necesidad, el público necesita entretenerse, divertirse y desconectar un poco. Hace un tiempo sólo me dedico a la comedia. Yo busco que la gente se ría, se divierta, la pase bien y también que se encuentre con ellos mismo, que se vayan reflexionando, dejarle enseñanzas, paradigmas y preguntas. Trato de hacer lo que el público necesita”.
HDC: ¿Qué crees que le falta al teatro de Córdoba?
LF: Estuve 12 años fuera de Córdoba, hace casi 5 años que volví y me encontré con muchas salas. Creo que hay muy buen teatro, de alto nivel, hay mucho de experimentación, de laboratorio, teatro del clásico y del dramático. Mi tipo de teatro no existe y creo que es aportar y trabajar la comedia desde los enredos y el vodevil. Creo que le falta a Córdoba la unión, cada uno trabaja en lo suyo. En el teatro hay mucho ego y por ahí está puesto en un lugar que hay que trabajarlo. En mi obra todos somos protagónicos, cada uno tiene su momento de destaque. Creo que en el arte es difícil trabajar el ego en un artista y lo holístico ayuda mucho. Falta innovar, hay que tener un abanico más grande. Por ahí nos quedamos en un tipo de teatro y creo que falta variedad a la hora de géneros. Yo aporto desde ese lado, a un nuevo género.
El espectáculo Luz de sala” tendrá su nueva y única función para disfrutar el domingo a las 20:30 en el Teatro La Brújula (Rivadavia 1452), con una entrada a 300 pesos.