En el corazón del centro cordobés, cientos de mujeres, organizaciones feministas y movimientos sociales se movilizan este 3 de junio bajo el grito colectivo de “Ni Una Menos”, una consigna que desde hace nueve años sacude al país exigiendo el fin de los femicidios y la violencia por motivos de género. Mientras las pancartas se alzan en la calle, las cifras oficiales ponen en primer plano una realidad estremecedora: en lo que va del año, Córdoba registró 17 femicidios, según datos difundidos por la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El informe forma parte del 11º Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina (RNFJA), correspondiente al año 2024. En base a este relevamiento y cruzando información con el INDEC, se determinó que la tasa provincial es de 0,85 víctimas cada 100.000 mujeres, apenas por debajo de la media nacional (0,95), lo que implica un femicidio directo cada 117.386 mujeres en la provincia.
De las 17 víctimas registradas todas mujeres cis, el 83,3% fueron asesinadas por personas de su entorno cercano, ya sea parejas, exparejas o familiares directos. En 11 de los casos, el femicida fue la pareja actual o anterior de la víctima; en otros cuatro, el vínculo era de parentesco: padre, hijo, padrastro o yerno.
Además, en ocho casos se identificaron factores de vulnerabilidad interseccional, como dependencia económica del agresor, migración interprovincial, consumo problemático, problemas de salud mental o situación de exclusión social. La edad promedio de las víctimas fue de 39,4 años, y al menos 14 niños, niñas y adolescentes quedaron huérfanos, con derecho a ser beneficiarios de la Ley Brisa, que otorga asistencia económica a hijos e hijas de víctimas de femicidio.
Una situación particularmente dolorosa fue la del femicidio vinculado de un niño de dos años, asesinado por su propio padre con el objetivo de dañar a la madre. En total, 18 agresores fueron identificados, ya que en uno de los casos participaron dos personas (el padrastro y un amigo). Cinco de ellos se suicidaron tras cometer el crimen.
Respecto a la modalidad, el arma de fuego fue el medio más utilizado (41,17%), seguido por agresiones físicas, armas blancas e intoxicación. El 70% de los femicidios ocurrió en viviendas, muchas veces compartidas con los agresores, lo que refuerza el dato de que el hogar continúa siendo uno de los espacios más peligrosos para las mujeres.
El 64% de los hechos sucedieron en el interior de la provincia, y el resto en la ciudad capital.
La marcha de hoy no solo busca visibilizar estas cifras, sino exigir políticas públicas integrales y efectivas, con enfoque en la prevención, protección y asistencia a las víctimas. A casi una década de la primera movilización, el movimiento feminista vuelve a recordarnos que cada número representa una vida que ya no está, y que la lucha por una vida libre de violencias sigue más vigente que nunca.