En un fallo histórico, que fue recibido con tranquilidad por la familia y las organizaciones que luchan por los derechos de las minorías, la Cámara 9ª del Crimen condenó ayer por “femicidio” a cadena perpetua a Fabián Casiva, quien asesinó de 18 puñaladas a la joven trans Azul Montoro, en octubre de 2017. La pena configuró la primera de este tipo en un caso calificado de esta manera cuando la víctima es una persona transgénero.
“Estoy más tranquila. Se hizo justicia, el asesino está donde tiene que estar. Ahora Azul Montoro descansa en paz”, explicó Alejandrina Torres, la mamá de la víctima, quien, con lágrimas en los ojos, señaló “no creí ni acepté sus disculpas”, en referencia al pedido realizado por el asesino cuando hizo uso de la última palabra.
Según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio hacia Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, a cargo de la Federación Argentina LGBT (FALGBT), hasta mayo de 2019 al menos 30 de personas perdieron la vida por causa de asesinatos, suicidios y travesticidios o transfemicidios sociales. “Era fácil reconocer que Azul era mujer, lo que era lo que era difícil era demostrar el ánimo en contra del género que tenía el autor del crimen”, expresó el fiscal de Instrucción Guillermo González.
Por su parte, Tomás Aramayo, abogado de la familia Montoro, se mostró muy conforme con el fallo, al sostener que “fue un camino de dos años hasta lograr justicia. Creo que la decisión del tribunal ha sido muy buena en muchos sentidos porque se ha valorado la prueba de manera correcta. Hemos hecho historia”.
Kitty Quispe, subdirectora de Políticas de Género de la Municipalidad y la primera funcionaria trans de la institución, asistió a la sentencia. Tras la finalización del juicio señaló que “los femicidios y crímenes de odio deben parar”. “La muerte no tiene género, tenemos la esperanza de que sea perpetua”, indicó Quispe, quien resaltó la importancia del fallo “para que esa persona no salga y vuelva a haber otra Azul”.
Casiva, de 25 años, fue declarado imputable y condenado, además, por los delitos de hurto calamitoso y daño.
“Me quieren hundir”
Antes de la sentencia en Tribunales II, Casiva, de 25 años, hizo uso de la última palabra, donde le pidió “perdón” a la familia de Azul y señaló que no tiene “nada” contra las mujeres.
“Como hombre me encantan las mujeres. No me gustan los homosexuales. No tengo nada en contra de nadie. A mí me encantan las mujeres y no tengo nada en contra de ellas. Tengan compasión de mí. No estaba en mis cabales”, dijo.
El ya condenado por femicidio también dio cuenta de su situación en la cárcel de Bouwer. “Me estoy haciendo peor porque no me dan la posibilidad de establecerme. Me quieren hundir porque cometí un error, como todos cometemos en la vida”, finalizó.