Ainda, la perra labradora de asistencia de un niño con autismo mendocino de seis años cruzó el país en medio de la pandemia esta semana para reunirse con su dueño a partir de una cadena solidaria entre Buenos Aires y el Aeropuerto Francisco Gabrielli de Mendoza.
«Fue un momento lindo, una media hora en la que Ale y Ainda tomaron confianza, jugaron y se sentaron en el suelo, salió todo como esperábamos», dijo anoche Sebastián, padre de Alejandro, sobre el primer contacto de su hijo en el aeropuerto con la perra labradora.
Alejandro recordará esta semana como un día especial, que esperó con entusiasmo durante meses junto a su familia, este momento que se prolongó hasta las 12.30 en que un avión de la empresa Argentina Jet aterrizó con la pasajera Ainda en el aeropuerto Internacional El Plumerillo.
«Esta acción es otra forma de darle visibilidad al Autismo, porque muchas veces nadie habla, no se habla lo suficiente, o la gente no sabe cómo acercarse al tema, y a veces los padres se sienten muy solos, y no saben qué hacer en esta situación, entonces nosotros tomamos la decisión de contar esta historia», se sumó al dialogó Natalia, la madre del niño.
Un aeropuerto desolado, autos de alquiler en la playa de estacionamiento sin uso por varios meses y cubiertos por el polvo a causa de la pandemia, no se veía gente solo el personal de servicios fue la postal con que se encontró esta familia en el lugar mientras esperaban el avión.
Sobre esta intensa jornada Sebastián recordó: «Nos levantamos temprano, como siempre, en nuestra casa hace tiempo que estamos preparando a Ale para este momento, tiene en su pieza fotos de Ainda, la había visto por zoom».
El año pasado, el niño y su familia conocieron a Ainda para comenzar lo que el equipo de la organización llama «acoplamiento», que es un proceso para que se conozcan e interactúen. «Alejandro tiene autismo, tiene afectado el lenguaje aunque no la sensorialidad», aclaró la madre del niño.
Este proceso de Alejandro comenzó hace un año y medio, por eso que el equipo de médicos y profesionales definió que la entrega de un perro de asistencia cambiaría su vida y la de su familia de manera significativa y Bocalán, una ONG que entrena perros de estimulación y asistencia, fue protagonista de este proceso.
Sebastián emocionado dio algunos detalles del esperado encuentro: «La verdad que íbamos preparados para todo, no sabíamos qué iba a pasar, y Ainda llegó de mano del piloto del avión, que la traio con la correa, como si estuviera en su casa. Fue una cosa muy rara, no vino en la jaula, llegó echada atrás en el avión».
Y agregó: «Alejandro, al principio, la miraba de lejos y después se acercó, ambos estaban como preparados para ese momento y estuvimos media hora en el aeropuerto solos tratando que los dos se acercaran y estuvieran bien. Ale le hizo cariño, le pudo dar algo de comer, estuvieron sentados en el piso, fue un momento la verdad que bastante lindo».
Para concretar este encuentro entre el niño y su perra de asistencia, la ONG realizó los trámites ante la Administración Nacional de Aviación Civil y ante las autoridades del aeropuerto de Mendoza.
Sobre los próximos pasos, la familia indicó que el entrenamiento va a ser vía zoom con los educadores en Buenos Aires y que ya les enseñaron por esta vía un par de claves y que el viernes o la próxima semana comenzarán con los ejercicios.
La madre del niño compartió cómo fueron esas primeras horas en la vivienda: «Es una perra que no la conocemos pero ya la queremos, llegó y a los cinco minutos estaba jugando con ellos en el patio, parecía una perra criada por nosotros, se la vio feliz con los niños, nos habían pintado como un panorama más desalentador, y no, todo lo contrario, fue natural».
Y agregó: «Pensamos que va a servir para algunos padres que empiezan a ir de un lugar a otro tratando de buscar respuestas, y esta puede ser una, sin dejar obvio las terapias convencionales», concluyó Natalia, quien tampoco escondió su emoción.
La ONG Bocalán Argentina, con sede en Buenos Aires, se especializa en entrenar perros de este tipo que acompañan a personas con discapacidad en sus tareas cotidianas, desde salir a caminar, tomar un transporte público, abrir una puerta o colaborar ante crisis emocionales con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas que participan en ella y su entorno familiar cercano.
La organización lleva entregadas 21 mascotas, ya que se necesitan entre 16 y 24 meses desde que nace el cachorro hasta que llega a la etapa de «acoplamiento» junto a una familia y ahora el desafío es que Bruno, un niño misionero, pueda encontrarse con su perro de asistencia.