PARÍS.- El cardenal y arzobispo francés Philippe Barbarin, una de las principales figuras de la Iglesia católica francesa, anunció que presentará su dimisión al Papa Francisco tras ser condenado ayer a seis meses de cárcel con suspensión de pena por no haber denunciado a un cura pederasta.
“He decidido ir a ver al Santo Padre para presentarle mi dimisión. Me recibirá dentro de unos días”, indicó ante la prensa el arzobispo de Lyon tras haber “tomado nota de la decisión del tribunal”, a la que va a apelar. El tribunal correccional de Lyon lo declaró culpable de no haber denunciado los abusos cometidos por un cura de su diócesis, Bernard Preynat, contra niños boy scouts, entre 1980 y 1991, pese a que una de las víctimas le contó lo sucedido en 2014.
Arzobispo de Lyon desde 2002 y cardenal desde 2003, Philippe Barbarin, de 68 años, es la más alta autoridad de la Iglesia católica condenada en Francia en relación con casos de abusos a menores. En su veredicto, la corte reprochó al prelado de haber “decidido en conciencia” no decir nada a las autoridades judiciales “para preservar la institución a la que pertenece”. Barbarin no estuvo presente en el tribunal para escuchar su sentencia, pero su abogado anunció inmediatamente que apelará la sentencia.
Este caso salió a la luz en 2015 después de que varias víctimas, ex niños scouts, decidieran salir del silencio y emprendieran acciones legales contra Preynat, que será procesado en un juicio aparte. También presentaron una denuncia contra Barbarin por no haber acudido a la justicia, pese a que estaba al tanto de los hechos. “La responsabilidad y la culpabilidad del cardenal fueron demostradas con esta sentencia. ¡Es un símbolo extraordinario!”, celebró Yves Sauvayre, uno de los abogados de las partes civiles.
Por su parte, el papa Francisco expresó ayer que siente “dolor y pena insoportables” por los casos de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia Católica. Sus palabras, durante un encuentro con el clero de Roma en la basílica de San Juan de Letrán, se producen el mismo día en que el cardenal Barbarin fue condenado a seis meses de prisión por encubrir casos de pederastia.
“El pecado nos arruina y sufrimos como una humillante experiencia cuando nosotros mismos o uno de nuestros hermanos sacerdotes u obispos cae en el abismo sin fondo del vicio, de la corrupción o, peor aún, del crimen que destruye la vida de los demás”, reconoció Francisco en Roma.