Desde la sede de Naciones Unidas en Ginebra, la alta comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, denunció ayer torturas, asesinatos y una aguda crisis social en Venezuela.
Durante un avance del informe que prepara el equipo de la ex presidenta chilena, de visita en Venezuela invitado por Maduro, Bachelet denunció la grave crisis de derechos humanos que vive el país y el colapso en los servicios médicos y educativos que han provocado el éxodo de más de tres millones de personas.
Según Bachelet, a pesar de este panorama, las autoridades venezolanas se niegan a reconocer las dimensiones de la “vasta crisis humanitaria”, al tiempo que las sanciones impuestas por Estados Unidas “pueden agravar aún más la situación económica”.
Sobre la represión, Bachelet señaló que las fuerzas de seguridad venezolanas, respaldadas por los “colectivos armados”, grupos paramilitares afines al Gobierno, han reprimido a la disidencia pacífica con uso excesivo de la fuerza, muertes y torturas documentadas por su oficina. Paralelamente, la ex presidenta de Chile citó denuncias que acusan a la Fuerza de Acciones Especiales de la Policía Nacional (FAES) de ejecutar a 37 personas en enero en Caracas, en redadas ilegales en casas de zonas pobres que apoyaban a la oposición.
“Los asesinatos siguen un patrón similar y se producen durante allanamientos ilegales a las casas realizados por la FAES, posteriormente informan de la muerte como resultado de un enfrentamiento armado, aunque testigos informan que las víctimas estaban desarmadas”, resumió Bachelet en referencia a la metodología empleada y que en 2018 habría matado a 205 personas.
«Como resultado directo de esta profunda crisis de derechos humanos, más de tres millones de personas han huido de Venezuela en busca de alimentos, atención médica, trabajo y protección», señaló.
En referencia a los recientes apagones en Venezuela, la comisionada de la ONU aseguró que “simbolizan los problemas de infraestructura que afronta el país”, donde un millón de niños han dejado de ir a la escuela por problemas económicos de sus familias y escuelas o por la simple falta de docentes, muchos de los cuales han emigrado, aseguró.
Sobre el trabajo de los periodistas, tras duras semanas de detenciones y persecuciones, Bachelet dijo que las autoridades venezolanas habían procesado a periodistas, líderes de la oposición y críticos de forma injusta. Bachelet también señaló el caos sanitario que vive el país, una de las banderas del Gobierno bolivariano. “El sistema de atención sanitaria sigue deteriorándose, lo que repercute considerablemente en la mortalidad materna e infantil y la propagación de enfermedades infecciosas, que habían estado previamente bajo control”.
Según la alta comisionada, todo este negro panorama se verá agravado por las sanciones impuestas desde Estados Unidos a las transferencias financieras vinculadas a la venta de petróleo venezolano y que podrían dañar aún más la economía. Bachelet, no obstante, reconoció que la «crisis económica y social generalizada y devastadora» comenzó antes de las sanciones de EE UU en enero.
La oposición denuncia la detención del jefe de despacho de Guaidó en Venezuela
Agentes de inteligencia detuvieron este jueves a Roberto Marrero, jefe de despacho de Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 50 países, denunciaron líderes opositores.
«Secuestraron a @ROBERTOMARRERO, jefe de mi despacho. Él denunció a viva voz que le sembraron (pusieron intencionalmente en su casa) dos fusiles y una granada», señaló Guaidó en Twitter, al tiempo que exigió que el político sea «liberado de inmediato».
Marrero fue arrestado en la madrugada por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) tras allanamientos a su residencia y a la del diputado opositor Sergio Vergara, quien vive cerca, en el sector capitalino de Las Mercedes.
Según Guaidó, jefe del Parlamento de mayoría opositora, el procedimiento comenzó a las 2 de la madrugada y se desconoce el paradero de su colaborador. Cuando se lo llevaban preso «me gritó que le habían metido dos fusiles y una granada. Ellos (los funcionarios del Sebin) lo mandaron a callar y le dije que tuviera mucha fuerza», declaró Vergara a periodistas.