Un equipo de científicos de los Estados Unidos propone abrir un portal, para conectar con un universo espejo. La prueba comenzará esta semana en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge, en Tennessee, y sus resultados se publicarán en la revista de divulgación Scientific American. El instrumento que se empleará es similar al Gran Colisionador de Hadrones (LHC) europeo -que en 2012 descubrió el famoso bosón de Higgs-, aunque más pequeño.
El experimento consiste en disparar un haz de neutrones a través de un túnel magnetizado que tiene 15 metros de longitud. Las partículas subatómicas deberán atravesar estos imanes cargados de energía y al final del conducto, chocarán contra un muro impenetrable. Para corroborar si alguna partícula logró “oscilar” hacia este universo espejo, al otro lado del tabique macizo habrá un escáner de neutrones.
“Los neutrones, por efecto del campo magnético, se transformarían durante unos instantes en neutrones espejo, algo que les permitiría atravesar la materia. Si regresan a su forma natural los podríamos volver a detectar al otro lado de la pared. Lo cierto es que desde hace años el LHC viene buscando nuevas partículas sin resultados. La única excepción fue el bosón de Higgs”, señala Daniel Gomez Dumm, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en el Instituto de Física La Plata (IFLP).
La física Leah Broussard pretende abrir un portal hacia un universo semejante al nuestro, pero que está invertido. Del otro lado de ese portal, según la teoría que se busca probar, habría una réplica exacta de nuestro mundo. Con átomos, moléculas, estrellas en espejo y hasta una existencia duplicada. Otra de las incógnitas de esta hipótesis es qué grado de influencia tendría esta copia sobre las partículas de nuestra realidad.
De confirmarse esta presunción, se convertiría en la mayor revolución científica de todos los tiempos. “La llamada mirror matter (materia espejo) es un campo altamente especulativo que surgió entre la década de los 50 y 60 con Tsung-Dao Lee, Chen Ning Yang e Igor Kobzarev, entre otros. Más recientemente, esta idea fue retomada en la década del 90 por Robert Foot sin resultados concretos”, advierte Bengochea.