En medio de una fuerte represión y tras la masiva movilización que se realizó el martes, Chile vivió ayer otra jornada de incertidumbre política e institucional. Las medidas y los anuncios del presidente Sebastián Piñera no apaciguaron la protesta social contra su Gobierno y la jornada finalizó en extrema tensión y con altos grados de violencia. Jaqueado por la alta conflictividad social, el mandatario chileno cedió en las últimas horas y se manifestó a favor de una nueva Constitución, no meramente reformada, sino redactada desde cero. Además, Piñera permitió la reintegración de ex uniformados de Carabineros y de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) para reforzar el control público, y un llamado a la paz, a la justicia y a la nueva Constitución.
Mientras tanto, en medio del estallido social, la oposición -desde la Democracia Cristiana al Frente Amplio- selló el martes una inédita declaración de unidad. En un documento difundido en las últimas horas, ratificaron que el camino para salir de la crisis es “Plebiscito, Asamblea Constituyente y Nueva Constitución”. La propuesta de la oposición encierra un verdadero: qué mecanismo utilizar para la creación de una nueva Carta Magna. El oficialismo ofreció la fórmula de Congreso Constituyente, una alternativa que a algunos sectores de la oposición les resulta insuficiente. Para estos sectores, la fórmula que contempla la Asamblea Constituyente es la única opción porque responde a las demandas de participación ciudadana que se expresaron en la calle.
“La propuesta de un Congreso Constituyente por parte del Gobierno, se aleja de la demanda popular por participación y deliberación en la importante tarea a la que nos enfrentamos. Tanto para la opinión pública, como para expertos y organizaciones de la sociedad civil la Asamblea Constituyente es el mecanismo más democrático para garantizar una amplia participación ciudadana que otorgue plena legitimidad al proceso”, indicó la oposición en un documento.