BRASILIA.- El presidente ultraderechista Jair Bolsonaro volvió a dar muestras ayer de su obcecación al endilgar a los gobernadores brasileños que decretaron cuarentena en sus territorios para paliar la crisis del coronavirus un supuesto estado de desabastecimiento de alimentos en el país con una información que luego se demostró falsa. Fue la última muestra del creciente aislamiento político que envuelve al jefe de Estado en su cruzada contra la estrategia de aislamiento social implementada en todo el mundo para enfrentar la crisis sanitaria, que ya lo enfrentó no sólo a los 27 gobernadores estaduales sino también a sus propios ministros, incluido dos de sus apoyos fundamentales como Sergio Moro (Justicia) y Paulo Guedes (Economía), que el martes respaldaron a su par de Salud, Luiz Henrique Mandetta, en defensa del aislamiento social.
A ellos se sumaron el presidente del Supremo Tribunal Federal, José Antonio Dias Toffoli, y el Fiscal General de la República, Augusto Aras, que directamente anticipó que irá a la Justicia en caso de que el Presidente avance por decreto con su propuesta de «aislamiento vertical» (restringido sólo a los llamados grupos de riesgo”). Aislado en el Congreso, Bolsonaro cuenta ahora sólo con el respaldo de las Fuerzas Armadas y los militares en su Gobierno, en un contexto de crecimiento exponencial de la pandemia: ayer se informaron 39 muertes en un día (con un total de 240) y 1.119 nuevos contagios (con un total de 6.836 casos positivos). Aun así, Bolsonaro publicó ayer en Twitter un mensaje de un feriante en un mercado denunciando desabastecimiento y culpando a los gobernadores de la situación, denuncias que luego se comprobaron falsas.