La oposición en el Congreso pidió ayer el juicio político del presidente Jair Bolsonaro por amenazar a la democracia con su intento fallido de utilizar a las tres fuerzas armadas en su enfrentamiento contra los gobernadores que decretan cuarentenas contra la pandemia.
Jugado a desentenderse de la tragedia sanitaria que sacude al país, el mandatario ultraderechista desató la peor crisis militar en décadas con la destitución simultánea de los comandantes de las Fuerzas Armadas y el reemplazo del ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, algo que no ocurría desde la última dictadura militar.
Si bien el respaldo de los mandos inferiores del Ejército y la tropa es uno de los sustentos de Bolsonaro, las cúpulas militares se negaron a seguir su alocada estrategia contra las restricciones sociales impuestas por los gobernadores para frenar la pandemia, que tiene al país al borde del colapso. Los jefes militares prefirieron renunciar a respaldar las amenazas públicas de Bolsonaro de utilizar las Fuerzas Armadas contra las medidas dictadas por los gobernadores, algo que derivó en su destitución y la expulsión del ministro de Defensa Fernando Azevedo.
Bolsonaro insistió ayer con su embestida al reclamar a los gobernadores que eliminen las cuarentenas pese al colapso sanitario porque la gente tiene que volver a trabajar”. La vuelta del derecho a trabajar es esencial”, advirtió el mandatario, quien se quejó de que con las restricciones, los gobernadores e intendentes están haciendo un estado de sitio, algo que yo no puedo hacer sin autorización del Congreso”.
Paralelamente, intentó contener el descontento militar con un pronunciamiento de su nuevo ministro de Defensa, general retirado Walter Braga Netto, quien reivindicó el golpe de Estado del 31 de marzo de 1964, que instaló una dictadura de 21 años, por considerar que las Fuerzas Armadas intervinieron para garantizar libertades democráticas”. El Movimiento de 1964 es parte de la trayectoria histórica de Brasil. Por tanto, los hechos de ese 31 de marzo deben entenderse y celebrarse”, dijo el flamante ministro.
En este contexto de creciente tensión e incertidumbre, la oposición presentó un pedido de juicio político con pocas chances de prosperar, pero donde dejó asentada la nueva amenaza de un autogolpe que vive Brasil. Según los parlamentarios, Bolsonaro pretende utilizar las Fuerzas Armadas para promover su proyecto autoritario de poder”, ajeno a la Constitución, y busca utilizar sus prerrogativas para practicar literalmente abuso de poder” o tolerar que los subordinados lo ejerzan sin ser reprimidos.
Colapso hospitalario en todo el país
El colapso hospitalario por la pandemia que atraviesa Brasil llegó a niveles épicos, en una semana donde los récords de muertes diarias se superaron cada día. Según informó la oficial Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), vinculada al Ministerio de Salud, el colapso del sistema sanitario se profundizó en la última semana en Brasilia y 17 estados del país, donde la ocupación de las camas de terapia intensiva es superior al 90%.
El informe indica que la situación es peor que hace dos semanas, cuando había 15 estados, los más poblados, en colapso. Ahora, el caos se extiende a prácticamente todo el país, ya que si bien hay 18 estados con niveles de ocupación superiores al 90%, otros siete de los 26 estados se encuentran con más del 80% de ocupación de las camas de terapia intensiva. Fiocruz alertó además sobre el creciente riesgo de desabastecimiento de los insumos hospitalarios necesarios para realizar intubaciones y reclamó medidas mínimas al gobierno nacional como una cuarentena estricta por 14 días.
Ayer, el país batió nuevamente su récord diario de muertes por coronavirus al registrar 3.869 decesos, cerrando marzo como el peor mes desde que comenzó la pandemia, con más de 60.000 fallecimientos (lo que elevó el total a 321.515 víctimas fatales).