La presión de Europa en la cumbre extraordinaria del G7 realizada ayer de manera virtual para abordar la evacuación en curso de miles de extranjeros y de afganos en situación vulnerable de Kabul no logró torcer la voluntad del presidente norteamericano Joe Biden, quien ratificó la fecha de retirada de todas las tropas estadounidenses para el próximo 31 de agosto.
Los líderes de los siete países más ricos del mundo (EE.UU., Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia y Japón) intentaron acordar una postura común sobre la repatriación de miles de ciudadanos y colaboradores de Occidente que siguen encerrados en Afganistán, donde los talibán van redoblando la presión cada día. La empresa asoma imposible ante la insistencia de Washington en mantener su calendario del 31 de agosto pero también ante la crisis social derivada del golpe talibán, que ya comenzó a desatar una inédita crisis migratoria en ciernes.
Si bien la Casa Blanca afinó en las últimas horas su estrategia para acelerar la evacuación de Kabul –al punto que el lunes consiguió sacar a unas 21.600 personas en un centenar de aviones estadounidenses y de otros países de la coalición internacional-, lo cierto es que hay al menos 100.000 personas que necesitan escapar del país antes de que se retiren las tropas norteamericanas. Sin embargo, pese a la aceleración de los acontecimientos tras la amenaza talibán de que no permitirán más salidas del aeropuerto de Kabul después del 31 de agosto, el G7 no se logró poner ayer de acuerdo en su estrategia de retirada.
El presidente (Biden) transmitió que nuestra misión en Kabul terminará en función del logro de nuestros objetivos. Confirmó que actualmente estamos en camino de terminar el 31 de agosto”, dijo la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, al informar lo charlado en la cumbre virtual convocada por el Reino Unido. Biden dejó en claro que cada día de operaciones en el terreno aumenta el riesgo para nuestras tropas, con las crecientes amenazas de ISIS-K (filial del Estado Islámico que lucha contra los talibán), y que la finalización de la misión para el 31 de agosto depende de la coordinación continua, incluido el acceso para evacuados al aeropuerto”, añadió la portavoz, quien concedió que el mandatario pidió al Pentágono planes de contingencia” para una posible prórroga en el caso de que los talibanes no cooperen.
Resignados ante la insistencia de EE.UU. en ceñirse a sus planes, los europeos intentaron trasladar la presión a los talibán: les exigieron garantizar la salida de afganos que lo deseen a través de terceros países si aspiran a recibir ayuda humanitaria, que será coordinada por la ONU, además de comprometerse a observar los derechos humanos antes de plantearse siquiera la legitimidad de su Gobierno ante la comunidad internacional. Sin embargo, lo cierto es que sobre el terreno los talibán ya comenzaron a prohibir el acceso de los afganos al aeropuerto de Kabul, único punto de salida por aire del país.
Los talibán prohíben el acceso de los afganos al aeropuerto de Kabul
Los talibán prohibieron ayer el acceso de los afganos al aeropuerto de Kabul, en una medida que pone en riesgo los intentos de Estados Unidos y otros países de sacar de Afganistán a sus colaboradores locales y a otros ciudadanos amenazados por el régimen fundamentalista.
En una conferencia de prensa, el portavoz Zabihullah Mujahid afirmó que no pueden garantizar su seguridad debido al gran número de personas que se agolpan allí y les pidió a los ciudadanos afganos que regresen a sus casas.
No está permitido que ningún afgano vaya al aeropuerto. (…) La multitud debe volver a sus casas”, exigió el portavoz talibán, quien informó que, a partir de ahora solo los extranjeros podrán acceder al aeródromo.
Mujahid también echó un balde de agua fría sobre la posibilidad de que EE.UU. extienda la presencia de sus soldados en el aeropuerto, tal como le pide Europa y ratificó que no hemos acordado ninguna extensión y todas las evacuaciones de extranjeros deben acabar el 31 de agosto”.
Incluso, acusó a EE.UU. de alentar la fuga de cerebros al asegurar que se está llevando a expertos afganos” como ingenieros. Les pedimos que cesen estas operaciones”, exigió Mujahid, quien argumentó que necesitamos su talento”.
La declaración es significativa porque ocurre luego de que se conociera que el propio jefe de la CIA, William J. Burns, mantuvo el lunes una reunión secreta en Kabul con el líder político de los talibanes, Abdulghani Baradar.