La coalición del primer ministro Fumio Kishida mantendrá el poder en Japón con mayoría propia tras las elecciones generales de ayer, pero perderá 30 bancas en el parlamento, en un revés para su gobierno de semanas, que lidia con una economía golpeada por el coronavirus y desafíos de seguridad regional, informó la prensa local.
La alianza encabezada por el Partido Liberal Democrático (PLD) de Kishida retenía 246 escaños con 90% del escrutinio oficial completado, lo que le permitía conservar la mayoría absoluta en la cámara baja del parlamento, compuesta por 465 asientos, según la emisora estatal NHK.
Sin embargo, de confirmarse ese resultado, el oficialismo perderá 30 de las 276 bancas que tiene actualmente y habrá obtenido uno de los peores resultados electorales desde 2009.
Pienso que hemos conseguido una valiosa confianza” de los electores, dijo Kishida a periodistas, según la agencia de noticias AFP.
El secretario general del PLD, Akira Amari, anticipó en un programa de televisión poco después de cerrados los comicios que la agrupación obtendría un resultado severo”.
La gente estaba insatisfecha y preocupada por la pandemia de Covid-19 y eso se reflejó en el resultado de las elecciones”, agregó Amari.
En tanto, Kishida consideró que la pérdida de bancas proyectada se debe en parte a la estrategia de los partidos de oposición de presentar candidatos unificados en muchos distritos electorales de un solo legislador, pero también al juicio de los votantes sobre sus predecesores durante los últimos cuatro años.
Kishida, de 64 años, fue elegido primer ministro el 4 de este mes, después de ganar la carrera por el liderazgo en su partido, y disolvió la cámara baja solo 10 días después de asumir el cargo.
Los líderes conservadores del partido lo vieron como un sucesor seguro del statu quo de Yoshihide Suga y su influyente predecesor Shinzo Abe.
La tarea inmediata de Kishida fue la de reunir apoyo para un partido debilitado por el enfoque que se percibe como prepotente de Suga hacia las medidas frente a la pandemia del coronavirus y su insistencia en celebrar los Juegos Olímpicos de Tokio a pesar de la oposición generalizada debido a una gran cantidad de infecciones, que desde entonces disminuyeron de forma drástica.
Kishida enfatizó repetidamente su determinación de escuchar a la gente y abordar las críticas que el liderazgo de Suga durante nueve años había avivado sobre la corrupción, domesticado a los burócratas y amordazado a las opiniones opuestas.
La campaña se centró en gran medida en las medidas de respuesta ante la Covid-19 y en la revitalización de la economía.
Si bien el partido gobernante enfatizó la importancia de tener un ejército más fuerte en medio de las preocupaciones sobre la creciente influencia de China y la amenaza nuclear y de misiles de Corea del Norte, los partidos de oposición se centraron en cuestiones de diversidad y presionaron por la igualdad de género.
El PLD se opone a la legislación que garantiza la igualdad de las minorías sexuales y permite la separación de apellidos para las parejas casadas.
Los líderes de la oposición se quejan de que los gobiernos recientes del PLD ampliaron la brecha entre ricos y pobres, no apoyaron la economía durante la pandemia y estancaron las iniciativas de diversidad e igualdad de género.
De los 1.051 candidatos, solo el 17% fueron mujeres, a pesar de una ley de 2018 que promueve la igualdad de género en las elecciones, que es ineficaz porque no hay sanción para su incumplimiento.
Las mujeres representan alrededor de 10% del parlamento, una situación que los expertos en derechos de género denominan «democracia sin mujeres».
Este año, Japón ocupó el puesto 120 en la clasificación de brecha de género de 156 países del Foro Económico Mundial.
La oposición luchó durante mucho tiempo para ganar suficientes votos para formar un gobierno después de un breve gobierno del ahora desaparecido Partido Democrático de centroizquierda en 2009-12, ya que no pudo presentar una gran visión para el país.
En materia de economía, Kishida enfatizó el crecimiento al aumentar los ingresos, mientras que los grupos de oposición se centran más en la redistribución de la riqueza y piden pagos en efectivo a los hogares de bajos ingresos afectados por la pandemia.
Kishida aseguró hoy que planeaba volver a nombrar a los mismos miembros para su gabinete poselectoral, para acelerar el trabajo sobre un presupuesto suplementario para poder financiar un paquete económico que brinde apoyo a las personas y empresas afectadas por la pandemia.
«Tomaré medidas concretas para lograr nuestras políticas lo antes posible, necesito moverme rápido», dijo Kishida.
Dos horas antes del cierre de mesas, la participación se situaba en 31,6%, más alta que el 30,0% a la misma hora en las elecciones generales de 2017, cuando la presencia final alcanzó a 53%.