La cantidad de personas muertas a raíz del ataque armado y posterior motín ocurrido en una cárcel de Ciudad Juárez, en México, ascendía hoy a 19, entre ellas 10 policías, en tanto los reclusos que lograron fugarse sumaban 25, informaron autoridades.
Un reporte previo daba cuenta de la muerte de 10 guardias penitenciarios y cuatro reos y de 24 internos fugados tras el asalto atribuido a una banda de narcotraficantes.
Pero el secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, precisó en conferencia de prensa que en los hechos fallecieron diez guardias, siete presos y dos atacantes. También resultaron heridos un custodio y 14 reclusos, agregó el general, quien anunció además la captura de cinco agresores, según la agencia de noticias AFP.
Entre los prófugos se encuentra Ernesto Alfredo Piñón, el líder de El Neto, una banda aliada del cártel de Juárez en su guerra contra el cártel de Sinaloa, que fue liderado por Joaquín «El Chapo» Guzmán, condenado a cadena perpetua en Estados Unidos, informó la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez. Piñón estaba preso desde 2009, y en 2010 fue condenando a más de 200 años de cárcel por secuestro y homicidio, según la Fiscalía del estado norteño de Chihuahua.
Se trata del hecho ocurrido ayer en el Centro de Reinserción Social Estatal (Cereso) número 3, en el estado mexicano de Chihuahua, limítrofe con Estados Unidos. Cerca de las 6 hora local, un comando armado a bordo de «entre tres y seis camionetas, algunas blindadas» -según informó la fiscalía- irrumpieron en la prisión y dispararon contra oficiales de seguridad, lo que generó caos en el interior del establecimiento.
La revuelta permitió inicialmente la fuga de 27 presos, «quienes se valieron de lo ocurrido para ejecutar acciones en contra de grupos antagónicos», aseguro más temprano la Fiscalía que investiga el ataque y posterior motín en un comunicado.
La actual gobernadora, María Eugenia Campos, pidió no politizar el suceso, que dejó también un saldo de 13 heridos, según informó el portal mexicano Milenio.
«Lo ocurrido es muy lamentable, y, ahora más que nunca, debemos reforzar el compromiso de trabajar juntos para dar un mensaje contundente a los generadores de violencia: hay Estado de Derecho, y nadie puede violar la ley y salir impune», tuiteó Campos.
Hoy continuaban desplegadas las fuerzas de seguridad en busca de los fugados y de los otros integrantes del comando armado.
Los centros de detención de México, principalmente los estatales, padecen problemas crónicos de hacinamiento y violencia, que se agravaron en los últimos años por las pugnas entre grupos criminales.
El Cereso, con 3.901 reos pese a tener capacidad para 3.135, fue escenario de otros motines: el pasado 11 de agosto, murieron 11 personas, entre ellas un niño de 4 años; y en marzo de 2009, hubo 20 muertos.
Ciudad Juárez, fronteriza con la estadounidense El Paso, es estratégica en el tráfico de drogas y uno de los puntos donde estalló en 2006 la ola de violencia ligada al tráfico de drogas.
La pelea entre dos grupos criminales apoyados por los grandes cárteles, los Mexicles y los Chapos, fue el detonante del caos que posteriormente corrió por toda la ciudad.