Tal como había anunciado, China inició ayer sus ejercicios militares más importantes en décadas alrededor de Taiwán, en una demostración de fuerza destinada a responder la visita a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes norteamericana, Nancy Pelosi, que Estados Unidos calificó de “exageradas”.
La reacción china a la visita de la líder demócrata al territorio que Pekín considera propio elevó las tensiones a picos inéditos, al punto que incluyó ejercicios marítimos y terrestres con munición real, junto a entrenamientos de combate aéreo con la participación de armas avanzadas, con aviones de combate furtivos J-20 y DF-17 y misiles hipersónicos incluidos.
Las maniobras militares, que se extenderán hasta el domingo, incluyeron “disparos de misiles convencionales” hacia las aguas de las costas orientales de Taiwán, según indicó Shi Yi, portavoz de las fuerzas militares chinas.
“Seis grandes áreas alrededor de la isla fueron escogidas para este ejercicio de combate y durante este período, barcos y aeronaves no podrán ingresar a los espacios aéreo y marítimo” involucrados, indicó la televisión estatal.
Horas más tarde, Estados Unidos dijo que se trató de una “reacción exagerada” de China a la gira de Pelosi e informó que decidió aplazar una prueba de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) prevista para los próximos días “para evitar una mayor escalada de las tensiones”, en palabras del portavoz de la Casa Blanca, John Kirby.
Japón, a su vez, denunció que algunos misiles balísticos chinos disparados durante las maniobras habrían caído en la zona económica exclusiva (ZEE) del país por primera vez, a la vez que llamó a Pekín a un cese inmediato de las hostilidades en la zona.
“Creemos que cinco de los nueve misiles balísticos lanzados por China cayeron en la ZEE de Japón”, reveló el ministro de Defensa Nobuo Kishi, quien indicó que “Japón ha presentado una protesta ante China a través de canales diplomáticos”.