Ayer comenzó una semana de negociaciones decisivas en el marco de la 27º Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP27. El objetivo será llegar a un consenso entre los países ricos, responsables históricos del calentamiento global, y las naciones en desarrollo, que reclaman más dinero para afrontar los estragos del cambio climático.
Casi 200 delegaciones de todo el mundo debatirán la conformación de un fondo específico donde los países más ricos paguen para cubrir los daños ambientales y pérdidas sufridas por los pobres, más vulnerables al cambio climático. El plazo de creación es 2024.
Según recientes estudios los más contaminantes por la emisión del dióxido de carbono (CO2) son Estados Unidos, Rusia, China, India y Japón. El representante estadounidense, John Kerry, advirtió que su país no aceptará una “estructura legal” que sea sinónimo de “compensaciones” por el cambio climático.
A su vez, las naciones en desarrollo denuncian que los países más industrializados incumplieron su promesa de entregarles cada año 100.000 millones de dólares para ayudarlos a adaptarse a los efectos del cambio climático y recortar sus emisiones.
Por otra parte, desde Brasil llega la promesa de “salvar a la Amazonía”. Mañana se presentará el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, tras consecutivas ausencias durante la gestión del saliente, Jair Bolsonaro, en cuyo mandato la deforestación anual promedio en la Amazonía brasileña aumentó 75% en comparación con la década anterior, precisaron cifras oficiales. La propuesta de Lula iría en consonancia con el anuncio de “alianza amazónica” hecho por Colombia y Venezuela.